En un esfuerzo global considerable para abordar la contaminación plástica, los negociadores de 180 países se encuentran actualmente en Ginebra, Suiza, con el objetivo de completar lo que se llamaba el «Acuerdo Parisino para el Plastic» a fines de esta semana. Sin embargo, si bien las discusiones comienzan sus últimas horas, las preocupaciones crecientes son que el resultado puede ser una versión diluida de lo que muchos expertos consideran para abordar este problema crítico.
La semana de la semana de intensas negociaciones ha visto un impulso de diferentes facciones, en la que algunos países defienden medidas extensas para reducir la producción de plástico, prohibir los productos plásticos nocivos y dar prioridad a la protección humana. Sin embargo, una coalición de naciones con intereses establecidos en la industria petroquímica es firme contra estas propuestas. Estos países, incluidos los grandes productores petroquímicos como Saudi Aarabia, Rusia e Irán, afirman que los plásticos son esenciales para la salud y la seguridad, especialmente en aplicaciones médicas, una posición que los críticos dicen que es injusto, dados los extensos riesgos para la salud relacionados con la exposición al plástico.
Investigaciones recientes publicadas en el Lancet han intensificado el control de los efectos a largo plazo a largo plazo, y enfatiza cómo se enfatizan cómo están conectados a una serie de problemas de salud graves, desde desviaciones de nacimiento hasta diferentes cánceres. El informe describe que menos del 10% del plástico se recicla y que gran parte se disecciona en microplásticos que ingresan a las redes alimentarias y eventualmente regresan al consumo humano. Esto subraya la urgencia de un tratado que no solo aborda la gestión de residuos, sino que también comprende límites estrictos en la producción de plástico.
Los expertos afirman que cualquier acuerdo efectivo debe considerar el importante papel del plástico al agravar la crisis de la contaminación. Costas velis, un enfoque académico en la eficiencia de los recursos, enfatiza que solo la gestión de los desechos no es suficiente. La investigación indica que las reducciones significativas en la producción de plástico global son cruciales para la limitación útil de la contaminación ambiental.
Ha habido signos positivos en medio de los desafíos. En particular, la investigación dirigida por Julianne Megaw sugiere que ciertos microbios poseen habilidades notables para romper los plásticos de manera más eficiente que los métodos tecnológicos actuales. Este descubrimiento ofrece esperanza para soluciones naturales, pero también enfatiza que la escala de estas soluciones llevará mucho tiempo.
En medio de las negociaciones cargadas, queda una sensación cuidadosa de que aún se puede hacer progreso. Si las discusiones en Ginebra producen un tratado robusto, esto podría catalizar cambios generalizados en la forma en que tanto los gobiernos como los individuos abordan el uso de plástico. Una llamada para reducir la producción de plástico, además de iniciativas para un mejor reciclaje y gestión de residuos, no solo será crucial, sino que también puede requerir un cambio cultural en el uso de mucho menos plástico en la vida diaria, una transición que, según muchos, es esencial para un futuro sostenible.
El resultado de estas negociaciones es crucial, porque los expertos advierten que cada año que pasa sin campanas de producción empeorará el desafío para abordar la contaminación plástica, lo que hace que las soluciones futuras sean aún más difíciles de implementar. Cómo también se ve el acuerdo final, está claro que el tema de los plásticos requiere una acción urgente y colectiva a escala global.