Las recientes reuniones en Beijing simbolizan un notable punto de pivote en la geopolítica global, caracterizada por la reunión de líderes de China, Noord -Corea y Rusia, con su hardware militar en un gran desfile. Este espectáculo, que conmemoró el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, se desarrolló poco después de discusiones controvertidas en la Organización de Cooperación de Shanghai, donde el primer ministro indio Narendra Modi se unió al presidente ruso Vladimir Putin y al presidente chino Xi Jinping.
La convergencia de estos líderes se ve como un mensaje conjunto para los Estados Unidos y sus aliados en medio de un cambio percibido de un orden global dirigido por los Estados Unidos. Este desarrollo ha expresado su preocupación ya que las relaciones estadounidenses con sus aliados históricos son cada vez más tensos bajo la administración actual. El propio presidente Trump respondió a las reuniones en las redes sociales, lo que sugiere que fueron una indicación de una conspiración contra los Estados Unidos.
El desfile militar en Beijing parece subrayar un nuevo capítulo para China, porque está luchando con desafíos internos significativos, incluidas las diferencias económicas y las tensiones regionales, especialmente por encima de Taiwán. El presidente Xi, en particular, trata de reformar la imagen de China como líder para países que se sienten marginados bajo el marco global actual. Los analistas afirman que este cambio es un producto del enfoque de la política exterior de Trump, que algunas personas etiquetan como incompetentes, creando un vacío que Xi quiere llenar.
A pesar de la camaradería que crece rápido bajo China, Rusia y Noord -Corea, los expertos advierten contra la interpretación de estos neumáticos. China sigue siendo cuidadosa con las ambiciones nucleares de Noord -Corea e ha intentado históricamente un apoyo moderado en medio de las sanciones internacionales destinadas a limitar el Arsenal de Pyongyang.
Para Rusia, las reuniones de Beijing Putin permiten presentarse en la etapa mundial y combatir el aislamiento impuesto debido al conflicto en curso en Ucrania. La participación sirve para fortalecer las relaciones comerciales, en particular en medio de las sanciones occidentales, al tiempo que navega por un delicado equilibrio con el gobierno de Trump.
El líder norcoreano Kim Jong Un parece estar destinado a fortalecer los lazos con Rusia y al mismo tiempo gestionar la relación económica crítica con China. Su reciente divulgación de Putin sugiere un intento de posicionar a Noord -Corea como un jugador importante en la política regional, de modo que el estado del pasado como paria -Estado ha sido eliminado en gran medida de la participación mundial. Los analistas consideran esto como una posible victoria diplomática para Kim, quien, en contraste con su aislamiento anterior después de las sanciones de la ONU, realiza su estado actual en contraste.
El Modi de la India utiliza un enfoque más matizado, claramente en su presencia en los eventos mientras evita la participación en el desfile militar. Las relaciones entre China e India permanecen cargadas después de las colisiones en 2020, por lo que los modos han adoptado una estrategia que equilibra los compromisos con Estados Unidos, Rusia y China.
La administración de Modi ha demostrado en contra de la presión estadounidense, en particular con respecto al comercio, lo que indica la voluntad de ir más estrechamente con China y Rusia y mantener las carreteras abiertas para la cooperación con los Estados Unidos. Este ejercicio de equilibrio puede ser más fácil si las relaciones diplomáticas pueden estabilizarse, especialmente a la luz de los lazos históricos entre la India y los Estados Unidos.
En general, los eventos en Beijing contienen un momento importante de reprogramación en las relaciones internacionales, con una combinación de cooperación y maniobras cautelosas entre los poderes, en un contexto de un paisaje mundial en evolución.