Bilawal Bhutto Zardari, presidente del Partido Popular de Pakistán (PPP), encendió la controversia con su afirmación de que «la rendición no era una palabra encontrada en el diccionario de Pakistán». Esta declaración, que se hizo el miércoles durante una conferencia en Islamabad, fue parte de una discusión más amplia sobre el enfoque de Pakistán para combatir el terrorismo y la importancia de la cooperación global en este tema. También repitió la posición a largo plazo de Pakistán con respecto a Cachemira y argumentó el fin de la «armadura del agua».
Sin embargo, la reacción a sus palabras fue rápida y aguda, especialmente a las plataformas de redes sociales. Los usuarios enfatizaron el contexto histórico de su declaración al llamar a los tumultuosos eventos del 16 de diciembre de 1971, cuando más de 93,000 soldados paquistaníes se rindieron al ejército indio en Dhaka en medio de la Guerra de Liberación de Bangladesh.
Muchos comentarios en línea se refirieron críticamente a este doloroso momento en la historia. Un usuario bromeó: «No te preocupes, ya editamos tu diccionario en 1971. Tal vez perdiste esa versión». Otro mensaje señaló: «Tal vez se saltó el capítulo donde 93,000 soldados paquistaníes, en uniforme completamente uniforme, se rindieron, en el aire, para el mundo. ¡Ese fue el diccionario de un estado fallido!»
Este regreso fue alimentado por los recuerdos del legado familiar de Bilawal, en particular el mandato de su abuelo, el ex primer ministro Zulfikar Ali Bhutto. Bajo el liderazgo de Bhutto, Pakistán se enfrentó a una importante derrota militar que finalmente contribuyó al establecimiento de Bangladesh.
La rendición de 1971 está grabada en la historia militar del sur de Asia como un incidente crucial. Ese día, el teniente general Aak Niazi, quien recomienda el comando oriental de Pakistán, el instrumento de rendición en Dhaka para el general indio Jagjit Singh Aurora, haciendo el conflicto y los esfuerzos de liberación del este -Pakistán formalmente cerrado.
Lo que se pretendía como una declaración de resiliencia reabrió heridas de un capítulo desafiante en el pasado de Pakistán, causando una combinación de convicción de críticos domésticos y comentarios reflexivos de observadores internacionales en las redes sociales.