La comunidad de Baha’i se enfrenta a una persecución creciente en el medio del este


La creencia de Baha’i, una religión mundial que defiende la unidad interceligiosa, representa desafíos importantes en diferentes países en el medio, en particular en Irán, donde los partidarios experimentan una represión seria. Las organizaciones de derechos humanos han documentado esta persecución y la describen como sistemáticas y omnipresentes, con Irán primero con medidas anti-Baha’i.

En Irán, la creencia de Baha’i está prohibida y los seguidores están sujetos a diversas formas de discriminación, incluidas las deportaciones forzadas, las cercas familiares y la negación de los derechos fundamentales, como las asignaciones matrimoniales y el acceso a la educación. La historia del gobierno iraní de hostilidad a Baha’is ha existido desde el comienzo de la religión en la década de 1860, intensamente después de la revolución islámica de 1979, que condujo a numerosas ejecuciones y desapariciones forzadas de Baha’is.

Los defensores de los derechos humanos afirman que la influencia de Irán se extiende más allá de sus límites y la población de Baha’i en naciones como la influencia de Yemen, Qatar y Egipto. En Yemen en particular, el apoyo de Irán a los rebeldes hutíes ha promovido un clima de hostilidad a Baha’is, con muchos confrontados con detención y abuso. Mientras tanto, Remy Rowhani, el líder de la comunidad local de Baha’i en Qatar, ha sido retenido desde abril bajo cargos en relación con sus actividades religiosas, con un juicio pospuesto hasta finales de este año.

Como religión basada en el punto de partida de la revelación progresiva y la unidad entre todas las religiones, la comunidad bahaíta opera sin clérigos formales y está organizado por reuniones elegidas democráticamente. A pesar de la hostilidad en ciertas regiones, los creyentes de Baha’i conservan una presencia en muchos países, incluida la India, que tiene la mayor concentración de bahá’ es en todo el mundo.

Los críticos afirman que el gobierno de Irán considera la creencia de Baha’i como una amenaza para la interpretación del Islam chiíta, que conduce a un entorno donde el discurso del odio contra los baha’is. Como se articuló Michael Page de Human Rights Watch, la opresión del régimen iraní refleja sus tendencias autoritarias más amplias.

A diferencia de la hostilidad observada en Irán y la esfera de la influencia, otros países con mayoría musulmana, como Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos y Túnez, muestran una actitud más hospitalaria hacia los Baha’is. Saba Haddad, quien representa a la comunidad internacional de Baha’i en la ONU, enfatizó la dedicación de la creencia en la neutralidad política y la promoción de la tolerancia.

En Egipto, la situación sigue siendo terrible para Baha’is, donde el gobierno ha estado rechazando el reconocimiento legal desde 1960, lo que lleva a una discriminación continua en el acceso a la documentación civil vital y las oportunidades educativas. Mientras tanto, la detención de Baha’is por las tropas hutíes en Yemen es un ejemplo del riesgo continuo de creyentes en las zonas de conflicto, donde la diversidad religiosa a menudo se encuentra con hostilidad.

La difícil situación de Baha’is en estas regiones no solo subraya los desafíos de la libertad religiosa, sino también la urgente necesidad de atención internacional y defensa para garantizar la protección de esta fe minoritaria. La comunidad global continúa siguiendo estos desarrollos de cerca y argumentando los derechos y la dignidad de los Baha’is confrontados con el enjuiciamiento.



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