Considere enviar un mensaje al objeto Interstellair 3i/atlas


El Observatorio Arecibo, conocido por sus contribuciones a la radio astronomía, ha transferido familiarmente un mensaje al espacio el 16 de noviembre de 1974. Esta señal contenía información básica sobre la humanidad y la tierra, dirigida al clúster globular Messier 13, ubicado a unos 22,200 años luz de distancia. Hoy en día, un nuevo objeto celestial, designado 3i/atlas, atrae una atención considerable a medida que se acerca a nuestro sistema solar, planeó llegar más cerca del Zon of Perihelion, el 29 de octubre de 2025.

3i/atlas es intrigante debido a su ruta retrógrada inusual y la velocidad estimada, que alcanza su punto máximo 98 kilómetros por segundo en comparación con la tierra, mucho más rápido que todos los cohetes químicos que existen actualmente. Sin embargo, esta velocidad todavía es solo 3000 veces más lenta que la luz, por lo que tenemos la oportunidad de comunicarnos con el objeto a través de señales de luz. Surge la pregunta crucial: ¿Deberíamos enviar un mensaje a 3i/atlas, y de ser así, ¿qué significaría eso?

La decisión de comunicarse depende en gran medida de dos consideraciones. En primer lugar, es esencial determinar si 3i/Atlas alberga cualquier forma de inteligencia que pueda comprender un mensaje. Comunicarse con solo una masa rocosa es poco valor. En segundo lugar, si el objeto contiene una vida inteligente, la transferencia de una señal de radio puede verse como una amenaza, causando una reacción defensiva o agresiva.

Si bien una civilización está a una distancia de miles de años de luz, como el del mensaje de Arecibo original, reduce los riesgos debido al tiempo de viaje significativo para una reacción, la situación con 3i/atlas es drásticamente diferente. El objeto, que podría ingresar a la Tierra en menos de dos años, ofrece implicaciones y desafíos inmediatos.

Los análisis actuales no clasifican 3i/atlas como un cometa natural o un objeto tecnológicamente avanzado. La coordinación con el nivel eclíptico es extremadamente rara y el proceso corresponde a planetas bien conocidos en nuestro sistema solar. En la «escala Loeb», que clasifica los objetos en función de su probabilidad de ser artificial, los expertos han asignado una puntuación de 4, donde 0 indica un objeto natural y 10 sugiere el origen artificial.

Si la humanidad elige enviar un mensaje a 3i/atlas, el potencial de una reacción aumentaría inmediatamente la clasificación de la misma a 10. La complejidad de este esfuerzo se enfatiza aún más por las implicaciones de la comprensión mutua: un escenario de prueba de tining podría probar la inteligencia de cada reacción que recibimos. Sin embargo, reconocer los patrones de comunicación puede ser considerablemente más complejo que los intercambios de texto puramente.

Observaciones recientes del telescopio espacial Hubble se han agregado al misterio alrededor de 3i/atlas, causando un misterioso brillo sin una cola de cometa típica y sin evidencia de gases o estúpidos. Dichas características hacen preguntas sobre su composición y comportamiento, especialmente porque se acerca al perihelio cuando la exposición a la luz solar puede superar.

La teoría vigente actual sugiere que podemos estar mejor esperando hasta que 3i/atlas perihelion haya pasado para observar su comportamiento más a fondo. La desgasificación mejorada podría confirmar el estado como un objeto natural, mientras que todos los movimientos inesperados pueden indicar posibilidades tecnológicas avanzadas.

Por ahora, el consenso es una observación cuidadosa, como la dinámica de las citas ciegas, que espera descubrir la verdadera naturaleza de 3i/atlas antes de comenzar el contacto, puede ofrecer información crítica sobre si este visitante celestial es solo una roca helada o una representación de una civilización inteligente mucho más avanzada.



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