El ejercicio Polaris, el más grande dirigido por la Armada francesa, repleta de reflexiones perspicaces sobre sus actividades de combate de la Armada, incluida una observación directa de una maniobra de aterrizaje anfibia. Centrado en mejorar el realismo de las peleas marinas, Polaris hace posibles las decisiones tácticas ilimitadas dentro de los parámetros definidos, de modo que no se pasan por alto detalles.
En la itteración de este año, la Armada Francesa colaboró con el Grupo Marítimo 1 de Standing de la OTAN (SNMG 1), con seis barcos que están reforzados por un submarino de la clase Suffren como parte de una ‘fuerza roja’ que consistía en la ‘fuerza azul’ que consiste en cinco frigenados y cinco terreno alojado. Además, el ejercicio incluyó aviones de patrulla marítima, aviones de combate Rafale de la Armada Francesa y la Fuerza Aérea y Espacial, Fuerzas Especiales e Unidades de Infantería del Ejército, que mejoraron considerablemente el alcance operativo.
Durante la fase de combate de la Marina, un escenario representaba una nación inundada por fuerzas paramilitares con apoyo extranjero. La ‘Fuerza Azul’ tenía la intención de relajar el control de ubicaciones estratégicas al neutralizar la ‘fuerza roja’ en el mar antes de realizar una operación de aterrizaje. Los informes de campo de los oficiales causaron daños considerables en ambos lados, incluidas fugas de agua y errores de comunicación. Detrás de Admiraal Martinet confirmó que «diferentes barcos se hundieron o torpedearon» durante los compromisos, aunque los detalles sobre los barcos dañados fueron retenidos. La pérdida de aviones de guerra antisubmaría para los cazadores de enemigos subrayó la naturaleza crítica de la potencia de fuego efectiva, lo que sugiere que la letalidad inmediata es esencial para la supervivencia en los conflictos marítimos modernos.
La logística jugó un papel crucial en el ejercicio y enfatizó la importancia de el reabastecimiento de combustible en condiciones de combate. Los oficiales enfatizaron la necesidad de acciones continuas de alimentos y municiones, en las que los comandos a menudo recibían los recursos necesarios mientras están bajo amenaza directa. Un comandante incluso tuvo que defender su barco durante la operación del tanque, para ilustrar las complejidades en tales escenarios.
Otro elemento que a menudo no se enfatiza en los ejercicios militares es el desafío de salvar al personal de los barcos traídos en medio de amenazas continuas. Este ejercicio exigió estrategias innovadoras para ayudar a los miembros de la tripulación naufragados que vuelven a confirmar la necesidad de coordinación en situaciones con alto esfuerzo.
Después de la pelea de la Marina, la atención cambió a las operaciones de aterrizaje. La exitosa seguridad del acceso marítimo hizo posible el posterior despliegue de tropas. Naval News pudo observar las operaciones anfibias a bordo del LHD ‘Dixmude’, donde tres LHD de clase distral francesa, además de socios internacionales, facilitaron un aterrizaje de tropas a gran escala.
La operación de 12 horas incluyó alrededor de 1500 soldados que aterrizaron en seis playas, con amenazas costeras relativamente bajas. Para maximizar el éxito operativo, la Fuerza Blue implementó maniobras de engaño y aterrizajes dispersos para reducir las defensas enemigas concentradas, lo que finalmente ofrece una ventaja estratégica.
Los comandantes de los grupos de trabajo utilizaron tácticas innovadoras para mejorar la eficiencia operativa. El LHDS simulaba aterrizajes para la unidad marina y estaban equipados para crear una negación anti-acceso/área (A2/AD) para fortalecer sus posiciones. Polaris en particular ha facilitado la integración de las oportunidades aéreas y náuticas, lo que hace posible la coordinación de helicópteros y sistemas aéreos no tripulados (UAS) durante las operaciones.
El uso de UAV como el S-100 para la exploración se enfatizó como una mejora importante. Por primera vez, los alimentos de imagen en tiempo real de estos drones se pasaron directamente a unidades de aterrizaje, lo que hizo ajustes oportunos a la planificación operativa posible en función de las condiciones fuera de la playa.
En general, Polaris ofreció una oportunidad invaluable tanto para el ejército francés como para la Marina para refinar sus capacidades operativas anfibias, lo que demuestra una cooperación efectiva entre el servicio entre Warcenarios navales contemporáneos. De las lecciones extraídas de este extenso ejercicio, se espera que se informen los desarrollos estratégicos futuros dentro de la Marina Nacional y sus socios de la OTAN.