Disparo masivo de Anaconda: la comunidad llora cuatro vidas perdidas y busca justicia


La tragedia ha influido profundamente en la comunidad de Anaconda después de un devastador tiroteo masivo en el bar de búhos en Washington y 3rd Street. El viernes 1 de agosto, un hombre entró en el establecimiento y abrió el fuego, lo que resultó en la muerte de cuatro personas, dejando a la ciudad en estado de shock y duelo.

Mientras los residentes están luchando con las secuelas, muchos han optado por honrar la vida de las víctimas, Nancy Lauretta Kelley, de 64 años, Tony Wayne Palm, de 74 años, David Allen Leach, de 70 años, y Daniel Edwin Baillie, de 59 años. Sus vidas, demolidas abruptamente, se han convertido en un punto central para la tristeza de la comunidad y evoca justicia.

Jill Rowles, una camarera en el cercano JFK Bar, compartió su banda profunda con Nancy Kelley. Ella dijo que una noche memorable pasó el día antes del trágico evento, donde Nancy trató felizmente con otros, incluido su novio. Jill pensó en el corazón amigable de Nancy y recordó cómo había ofrecido apoyo y atención durante un momento difícil para la familia de Jill como enfermera de oncología.

«Nancy no era solo una amiga; era una piedra angular en esta comunidad», dijo Jill. «Cada animal la conocía; siempre llevaba huesos de perro». Este sentimiento fue reflejado por otros residentes que colocaron flores y rindieron homenaje a las víctimas, mostrando cuán entrelazadas estaban sus vidas dentro de la estructura de la comunidad.

Jill describió a Anaconda como una ciudad cercana donde los residentes están familiarizados con la vida del otro. «Caminas al otro lado de la calle y ellos saben lo que estás haciendo y hacia dónde vas», dijo, y enfatizó el vínculo común que hace que la pérdida sea aún más conmovedora.

La violencia reciente ha inflamado un fuerte deseo para los lugareños por la justicia, especialmente a la luz del preciado estado de Nancy en la comunidad. «Todos amaban a Nancy, y sienten que debería hacerse lo mismo para él», dijo Jill, expresando la ira colectiva y la urgencia por la responsabilidad.

A medida que se intensifica la cacería humana del presunto tirador, la ciudad sigue siendo aguda, buscando respuestas mientras intenta hacer frente a la profunda pérdida de cuatro miembros queridos de su comunidad. El impacto de esta tragedia ciertamente persistirá, mientras que los residentes se unirán para recordar, apoyarse mutuamente e insistir en la justicia en la investigación en curso.



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