Un helicóptero militar de Uganda se estrelló en el aeropuerto internacional de Aden Adde en Mogadiscio, Somalia, que resultó en la trágica muerte de cinco personas a bordo. El incidente tuvo lugar durante una misión de escolta de batalla de rutina, como lo confirma el portavoz militar de Uganda, General de Major Felix Kulaigye. El piloto, el copiloto e ingeniero de vuelo lograron sobrevivir al accidente, pero golpeó heridas graves y quemaduras graves.
Los informes de testigos oculares describen una escena caótica, con un empleado del aeropuerto, Farah Abdulle, con detalles sobre el momento impactante: «Escuchamos la explosión y vimos humo y llamas sobre un helicóptero. El humo cubrió completamente el helicóptero». Los servicios de emergencia en el aeropuerto respondieron de inmediato y lograron conquistar rápidamente el incendio.
El helicóptero acababa de regresar de la base de Flying Balidogle, a unos 90 kilómetros al noroeste de la capital. El incidente condujo al control inmediato de las autoridades locales e internacionales, con una investigación sobre el accidente ya en marcha. El jefe de la Autoridad de Aviación Civil Somalí, Ahmed Maalim, ofreció a la situación el contexto adicional y describió que el helicóptero había operado en el momento del accidente dentro de la parte militar del aeropuerto.
Si bien el accidente causó retrasos en los vuelos entrantes y salientes, en particular afectando a las compañías de aviones turcos, las operaciones aéreas nacionales continuaron sin interrupción. Las tropas ugandesas, que están estacionadas en Somalia como parte de un poder de la Unión Africana de 11,000 copias, juegan un papel crucial para ayudar al gobierno somalí a combatir el grupo militante Al-Shabab conectado al Qaeda, que ha sido responsable de resurrecciones violentas por más de dos décadas.
Este incidente marca un recuerdo sombrío de los desafíos con los que el personal militar opera en entornos precarios y enfatiza el conflicto e inestabilidad actuales en la región.