Un estudio reciente publicado en el Journal of Human Development and Capacities ha revelado una correlación entre el uso temprano de los teléfonos inteligentes y los problemas psicológicos en adultos jóvenes. Dirigido como parte del Proyecto Mental Global, esta extensa investigación analizó datos de más de 100,000 personas de 18 a 24 años en 175 países. Los hallazgos indican que las personas que recibieron su primer teléfono inteligente antes de los 13 años reportan un pozo mental considerablemente más bajo en comparación con sus compañeros que luego obtuvieron acceso a la vida.
Las implicaciones del estudio son particularmente alarmantes. Los investigadores encontraron un vínculo notable entre los primeros teléfonos inteligentes y una serie de trastornos mentales, que incluyen miedo, depresión e incluso pensamientos suicidas. La Dra. Tara Thiagarajan, la neurocientífica que dirige el estudio, afirma que los teléfonos inteligentes, en combinación con el acceso temprano a las redes sociales, tienen una profunda influencia en la salud mental de los jóvenes.
Los datos mostraron que los participantes que comenzaron a usar teléfonos inteligentes entre las edades de 5 o 6 tenían un 50% más de probabilidades de experimentar pensamientos suicidas graves en comparación con aquellos que han adquirido sus dispositivos a la edad de 13 años. La exposición temprana a los teléfonos inteligentes y las redes sociales puede conducir a numerosas consecuencias negativas no intencionadas, como los trastornos del sueño, las redes sociales y las dificultades en la regulación emocional. El Dr. Thiagararjan enfatiza que la conectividad inmediata que ofrecen los teléfonos inteligentes en una edad tan tierna contribuye a un cambio fundamental en la salud mental, con efectos que pueden permanecer muy lejos en la edad adulta.
Un hallazgo particularmente doloroso del estudio es el papel de las redes sociales como una importante fuerza impulsora detrás de la disminución de la salud mental asociada con el acceso a los teléfonos inteligentes. Casi el 40% del deterioro de la salud mental en relación con el uso temprano de teléfonos inteligentes se atribuyó inmediatamente a la interacción con las plataformas de redes sociales. Para los usuarios jóvenes, la participación constante en estas plataformas puede promover la ansiedad a través de la comparación con colegas, la exposición a ideales de belleza poco realistas y experiencias de acoso cibernético.
El estudio también enfatizó que las niñas son especialmente susceptibles a las consecuencias de la salud mental del uso temprano de teléfonos inteligentes. Los problemas relacionados con la baja autoimagen, las preocupaciones de la imagen corporal y la autoestima son alarmantes agudos, exacerbados por los primeros encuentros con las redes sociales. Estos desafíos finalmente cambian la forma en que los jóvenes perciben y se comunican con ellos mismos y con su entorno.
A la luz de estas revelaciones relevantes, los autores del estudio defienden medidas de protección más sólidas con respecto a la introducción de teléfonos inteligentes. Proponen retrasar el acceso a los teléfonos inteligentes hasta después de los 13 años y una aplicación más estricta de las restricciones de edad en las plataformas de redes sociales. Además, enfatizan la necesidad de mejores programas educativos que tengan como objetivo ayudar a los niños a navegar en línea las interacciones.
Algunos países, incluidos New -Zeeland y Francia, junto con el estado de Nueva York, han comenzado a implementar reglas destinadas a limitar el uso de teléfonos inteligentes en las instituciones educativas. Sin embargo, los investigadores creen que tales esfuerzos son solo por el momento. Argumentan un enfoque más extenso para regular el acceso a los teléfonos inteligentes para niños pequeños, relacionados con los controles sociales existentes sobre sustancias como el alcohol y el tabaco.
La relación entre el uso temprano de los teléfonos inteligentes y la atención de salud mental está en aumento como un problema de salud pública urgente en lugar de solo atención educativa o tecnológica. Con los crecientes informes de miedo, depresión y aislamiento social en los jóvenes, la urgencia de las medidas proactivas para abordar el uso de teléfonos inteligentes se está volviendo cada vez más clara. Los investigadores aclaran que aunque los teléfonos inteligentes no solo son responsables de la crisis de salud mental, su introducción prematura puede contribuir considerablemente. Los estudios continuos son esenciales para promover nuestra comprensión y desarrollar estrategias efectivas para proteger a las personas jóvenes contra la presión abrumadora de un mundo hiperconectado, que finalmente protege su bienestar mental a largo plazo.