Un tribunal de Bangladesh dictó un fallo importante que condena a la ex primera ministra Sheikh Hasina a cinco años de prisión por corrupción. Esta decisión también involucró a su hermana, Sheikh Rehana, que recibió una sentencia de siete años de prisión, además de a la hija de Rehana, Tulip Siddiq, miembro del Parlamento británico, que recibió una sentencia de dos años de prisión en el mismo caso. Otros catorce funcionarios gubernamentales también fueron condenados a cinco años de prisión en relación con acusaciones de prácticas corruptas relacionadas con la adquisición de tierras valiosas en la capital.
Siddiq, que dimitió como ministra anticorrupción de Gran Bretaña en enero tras su mención en investigaciones de corrupción en su país, criticó el juicio, calificándolo de “persecución y farsa”. Denunció el proceso judicial como “defectuoso y ridículo”, lo que refleja su preocupación por la integridad del proceso judicial.
Khan Mainul Hasan, fiscal de la Comisión Anticorrupción (ACC), afirmó que la investigación había encontrado pruebas de las comunicaciones de Siddiq con Salahuddin Ahmed, ex secretario jefe de Sheikh Hasina. Destacó que el tribunal tenía competencia para juzgar a cualquier ciudadano de Bangladesh, independientemente de su ubicación, y afirmó que tenía confianza en el sistema de justicia. Tras el veredicto, los fiscales indicaron planes para informar a las autoridades británicas de la decisión del tribunal.
La situación se produce en un contexto de agitación política, ya que Sheikh Hasina enfrentó nuevas controversias tras su derrocamiento. El 17 de noviembre, un Tribunal Penal Internacional (TIC) condenó a Hasina por crímenes contra la humanidad y la acusó de organizar una violenta represión de las protestas estudiantiles en 2024. El tribunal la condenó a muerte, un fallo histórico ya que es la primera exlíder de Bangladesh declarada culpable de tales crímenes. Su partido, la Liga Awami, ha impugnado enérgicamente el veredicto, calificándolo de ataque politizado y desestimando las próximas elecciones como una farsa.
En declaraciones recientes, Hasina, que indicó que se encuentra actualmente en Nueva Delhi, expresó su voluntad de regresar a Bangladesh, pero sólo en condiciones de gobernanza legítima y cumplimiento de la constitución. Destacó que su regreso no era una ambición personal, sino más bien una cuestión de restablecer la ley y el orden para el progreso del país. Lamentó las terribles condiciones políticas y reiteró su deseo de estabilidad y gobernanza constitucional como elementos esenciales para el futuro de Bangladesh.



