Una película reciente dirigida y coescrita por David Michôd retrata la historia de Christy Salters Martin, una de las campeonas de boxeo más exitosas de las décadas de 1990 y 2000, pero finalmente no logra ofrecer una historia poderosa. A pesar de la intrigante premisa, la película adolece de una actuación poco inspirada de Sydney Sweeney, quien interpreta a Christy, lo que lleva a una experiencia notablemente deslucida.
Anclada tanto en el triunfo como en la adversidad, el viaje de Christy está marcado por su ascenso como pionera en un deporte tradicionalmente dominado por hombres. Bajo la controvertida dirección del promotor Don King, interpretado en un cameo que roba escenas por Chad Coleman, el espíritu de lucha de Christy se sitúa en el contexto de una vida personal caótica y opresiva. La película pretende resaltar la dura realidad de la misoginia y la violencia doméstica, pero lo hace de una manera que parece más torpe y cliché que profunda.
El personaje de Christy, representado con cabello rizado y lentes de contacto marrones, carece de profundidad y desarrollo a lo largo de la película. En cambio, la atención parece desviarse hacia su marido y manager, Jim Martin, interpretado por Ben Foster. El papel de Jim como figura controladora se desmorona cuando descubre el talento en bruto de Christy cuando ella es solo una atleta de secundaria, lo que finalmente la presiona para que se case y lleve una existencia sombría empañada por el abuso. La interpretación que hace Merritt Wever de la madre homofóbica de Christy añade pocos matices y, en cambio, se desvía hacia el ámbito de la caricatura, apoyando con entusiasmo la sumisión de Christy a los caprichos de su marido.
Durante el ascenso de Christy en el mundo del boxeo, marcado por una serie de victorias, la película pierde la oportunidad de ahondar en las complejidades de su personaje y del deporte en sí. Si bien la historia profundiza en sus pérdidas ocasionales, que son esenciales para el crecimiento de cualquier atleta, evita describir estos momentos cruciales, disminuyendo su impacto. La película parece querer crear un contraste entre los éxitos de Christy en el ring y sus luchas fuera de él, pero no logra que esta tensión resuene profundamente en la audiencia.
A pesar del talento de Sweeney en papeles anteriores, sobre todo en la película “Reality”, su actuación aquí carece de la misma chispa, lo que da como resultado un trabajo que se siente plano y olvidable. La forma en que la película aborda temas complicados como el empoderamiento y la violencia doméstica parece superficial y niega las ricas capas emocionales que podrían elevar la película más allá de una película biográfica deportiva convencional.
La película se estrenará en los cines del Reino Unido e Irlanda el 28 de noviembre, seguido del estreno en Australia el 8 de enero.



