El golpe militar en Guinea-Bissau contribuye a la tendencia creciente en África


En medio de una importante agitación política, Guinea-Bissau se ha sumado a la creciente tendencia de golpes militares en toda África, tras un patrón inquietante de elecciones disputadas e inestabilidad política. En un miércoles dramático, estallaron disparos cerca de la oficina presidencial, que culminaron con oficiales militares anunciando en la televisión estatal que habían tomado el control del gobierno. El golpe resultó en el arresto y detención del presidente del país, Umaro Sissoco Embaló, quien estaba enfrascado en una feroz batalla con la oposición sobre la legitimidad de los recientes resultados electorales.

Guinea-Bissau, un pequeño país de 2,2 millones de habitantes en la costa atlántica, es ahora parte de una historia más amplia de inestabilidad que se ha estado desarrollando en todo el continente desde 2020. Muchos de estos países han presenciado elecciones controvertidas y una creciente sensación de descontento entre la población juvenil, lo que ha llevado a tomas de poder militares.

La historia reciente de golpes de estado en África muestra un patrón claro. Mali sufrió dos golpes de estado en 2020 y 2021 en medio de protestas públicas que exigían la renuncia del presidente Ibrahim Keïta por acusaciones de corrupción y falta de respuesta al conflicto armado. Estos disturbios llevaron a un motín militar y a la instalación de un gobierno de transición, que finalmente vio al líder militar coronel Assimi Goita consolidar aún más el poder después de deponer al presidente civil Bac Ndaw.

Chad enfrentó una situación similar en 2021, cuando Mahamat Idris Deby asumió el poder tras la muerte de su padre, lo que aumentó el control de la familia gobernante sobre la nación. Su elección posterior se vio empañada por acusaciones de fraude, mientras Deby tomaba medidas enérgicas contra la disidencia.

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En Guinea, un golpe de estado en septiembre de 2021 derrocó al presidente Alpha Conde, que había enmendado la constitución para buscar un tercer mandato. El poder pasó a manos de Mamady Doumbouya, quien ahora busca volver a las elecciones después de elevar el límite del mandato presidencial.

Sudán experimentó un golpe militar a finales de 2021 que depuso a Omar al-Bashir, seguido de un acuerdo de poder compartido que derivó en un conflicto violento debido a divisiones internas. De manera similar, Burkina Faso experimentó dos golpes sucesivos, ambos justificados por afirmaciones de deterioro de las condiciones de seguridad.

El reciente golpe de Estado de Níger en julio de 2023, en el que el general Abdourahamane Tchiani derrocó al presidente democráticamente elegido Mohamed Bazoum, provocó una crisis dentro de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), amenazando la estabilidad regional.

En Gabón, el ejército intervino después de que el presidente Ali Bongo proclamara su victoria en unas nuevas elecciones, lo que provocó la cancelación del proceso electoral y la disolución de las instituciones estatales.

En medio de este malestar regional, los ciudadanos jóvenes de Madagascar han expresado su descontento con los servicios básicos, lo que ha dado lugar a protestas contra el ex presidente Andry Rajoelina, quien finalmente optó por una solución militar en lugar de dimitir.

Con la incorporación de Guinea-Bissau a esta lista, las perspectivas de un retorno a un gobierno democrático en África parecen sombrías a medida que las juntas militares reclaman el poder en medio de una incertidumbre generalizada, lo que genera serias preocupaciones sobre el futuro político del continente.



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