El presidente taiwanés, William Lai Ching-te, ha presentado un ambicioso presupuesto de defensa de 40.000 millones de dólares destinado a impulsar las capacidades militares de la isla durante los próximos ocho años. Esta iniciativa es parte de una estrategia más amplia para impulsar la seguridad de Taiwán a pesar de la creciente presión de China, que reclama la isla autónoma como parte de su territorio.
En una conferencia de prensa en Taipei, Lai enfatizó que el aumento del gasto militar tiene como objetivo acercar a Taiwán a ser “intocable”, lo que depende en gran medida de los avances en tecnología e innovación. El anuncio coincide con las recientes tensiones diplomáticas entre Tokio y Beijing tras los comentarios del primer ministro japonés, Sanae Takaichi, quien sugirió que Japón podría intervenir militarmente en cualquier posible ataque chino a Taiwán.
Taiwán ha aumentado gradualmente su presupuesto de defensa durante la última década ante la insistencia de Estados Unidos, especialmente durante la administración Trump, que señaló la necesidad de que la isla fortalezca su postura militar ante una posible agresión de China. Lai indicó que Taiwán pretende alcanzar un “alto nivel” de preparación conjunta para el combate para 2027. Los funcionarios estadounidenses han señalado este cronograma como una ventana para una posible operación militar por parte de China.
El plan de Lai describe un aumento en el gasto de defensa en relación con el producto interno bruto de Taiwán, proponiendo aumentar el gasto militar a más del 3 por ciento en el próximo año y apuntar al 5 por ciento para 2030. La propuesta actual de 949.500 millones de dólares estadounidenses en nuevos dólares taiwaneses (alrededor de 30 mil millones de dólares estadounidenses) representa un aumento significativo, que supera las estimaciones anteriores y demuestra una fuerte respuesta a las amenazas percibidas.
El líder taiwanés expresó el objetivo de desarrollar capacidades de defensa que puedan garantizar la seguridad continua del Taiwán democrático y señaló un compromiso para fortalecer la cooperación militar con Estados Unidos, incluidas nuevas compras de armas y mejoras a las capacidades de guerra asimétrica de Taiwán.
A la luz de estos acontecimientos, los representantes estadounidenses acogieron con satisfacción el plan de gasto en defensa. Raymond Greene, el principal enviado de Estados Unidos a Taiwán, expresó su apoyo a la iniciativa del gobierno y alentó a los partidos políticos rivales a unirse para fortalecer la defensa nacional.
A pesar del ambicioso plan de gasto, obtener la aprobación parlamentaria podría ser un desafío. El partido opositor Kuomintang, que favorece vínculos más estrechos con China, tiene una influencia significativa sobre las decisiones presupuestarias y podría oponerse a las propuestas de Lai. El recién elegido presidente del Kuomintang, Cheng Li-wun, ha expresado anteriormente su preocupación por la viabilidad financiera de un gasto de defensa tan amplio.
Mientras Taiwán maniobra a través de complejas dinámicas geopolíticas y enfrenta presiones tanto internas como de Beijing, el gobierno de Lai sigue centrado en fortalecer la infraestructura de seguridad de la isla mientras navega por el panorama político interno y las implicaciones regionales más amplias.



