Desde su creación en 2018, la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad (CISA) ha contribuido significativamente a garantizar la integridad electoral. La agencia ha desempeñado un papel crucial al alertar a los funcionarios electorales estatales y locales sobre posibles amenazas extranjeras, asesorando sobre medidas para asegurar los lugares de votación y preparándose para contingencias como amenazas de bomba o campañas de desinformación. Sin embargo, la reciente falta de participación electoral en varios estados genera preocupación sobre su eficacia de cara a las cruciales elecciones intermedias de 2026.
Los funcionarios electorales están cada vez más preocupados por la posible disminución del apoyo a CISA a medida que los compromisos anteriores se ven eclipsados por recortes de personal y cambios de prioridades por parte de la administración Trump. El Secretario de Estado de Minnesota, Steve Simon, expresó incertidumbre sobre la confiabilidad de la agencia y afirmó que los preparativos para el próximo año electoral están en marcha, aunque sin una comprensión clara de la participación futura de CISA.
En febrero, los líderes de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado llamaron a la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y abogaron por la conservación de las funciones electorales clave de la CISA. En su respuesta, Noem aseguró que la agencia estaba revisando sus servicios relacionados con las elecciones y reafirmó que siguen disponibles para los funcionarios electorales. A pesar de esta tranquilidad, Simon señaló que los funcionarios todavía están esperando claridad sobre los planes de CISA a medida que se acercan las elecciones de mitad de período.
La trayectoria de CISA ha cambiado, especialmente bajo la administración Trump. Creada originalmente para proteger la infraestructura crítica del país, CISA ha experimentado cambios significativos, incluidas reducciones de personal que han resultado en la pérdida de aproximadamente 1,000 puestos de trabajo. En particular, se impuso un recorte de 10 millones de dólares a dos iniciativas de ciberseguridad fundamentales para apoyar a los funcionarios electorales locales y estatales poco antes de que la agencia lanzara una revisión de sus actividades relacionadas con las elecciones. Además, muchos miembros del personal que se especializan en seguridad electoral han sido puestos en licencia administrativa y el FBI ha disuelto el grupo de trabajo que se ocupa de las operaciones de influencia extranjera en las elecciones.
La ausencia de un director permanente también contribuye al estatus incierto de la agencia, ya que el candidato del expresidente Trump sigue estancado en el Senado. Los funcionarios de CISA no proporcionaron detalles específicos sobre sus roles electorales recientes o planes futuros, sino que afirmaron que estaban preparados para ayudar a asegurar la infraestructura electoral.
Con poco apoyo durante las recientes elecciones, las agencias de seguridad electoral de California señalaron que CISA había desempeñado un papel fundamental en el pasado pero no había brindado asistencia adecuada para las elecciones especiales del estado del 4 de noviembre. Los funcionarios lamentaron los recortes de personal y financiación, destacando la pérdida de personal centrado en la seguridad electoral y la limitación de la influencia extranjera, lo que los dejó luchando por llenar el vacío.
En contraste, los funcionarios del Condado de Orange informaron que se aumentaron los recursos locales para compensar la ausencia de CISA, pero el Condado de Los Ángeles continúa recibiendo cierto nivel de apoyo de CISA, aunque las jurisdicciones locales ahora deben cubrir costos que antes eran financiados con fondos federales.
Otros estados que celebraron elecciones enfrentaron desafíos similares. Los funcionarios electorales de Mississippi confirmaron una falta de coordinación con CISA, y Pensilvania también informó que dependía de sus propias asociaciones para la seguridad electoral, recurriendo en cambio a agencias locales y expertos en ciberseguridad.
Si bien los funcionarios esperan que CISA aclare su dirección futura, la posibilidad de un apoyo reducido sugiere que los funcionarios electorales deberían buscar fuentes alternativas. Simon comentó sobre los servicios esenciales que pueden no estar disponibles a menos que CISA intervenga nuevamente, enfatizando que las opciones para servicios críticos, como informes de inteligencia clasificados, son limitadas.
De cara al futuro, es posible que los funcionarios gubernamentales deban buscar caminos alternativos para asegurar la infraestructura electoral y realizar ejercicios esenciales que CISA ha ofrecido anteriormente. Este cambio plantea dudas sobre la resiliencia de los procesos electorales mientras el país se prepara para las cruciales elecciones de 2026.



