Un fallo reciente de la jueza federal de distrito Sara Ellis ha arrojado luz sobre el uso de la fuerza por parte de agentes federales durante una controvertida operación de control de inmigración en el área de Chicago conocida como «Operación Midway Blitz». La amplia opinión de 223 páginas se basa en imágenes de cámaras corporales que cuestionan el relato del gobierno sobre los eventos y muestran numerosos casos de fuerza excesiva contra manifestantes y periodistas.
Las conclusiones del juez fueron parte de una orden judicial preliminar emitida a principios de este mes que abordó las preocupaciones de los medios de comunicación y activistas que alegaban que agentes federales usaron fuerza irrazonable durante una operación que ha llevado a más de 3.000 arrestos desde que comenzó en septiembre. La orden de Ellis tenía como objetivo limitar el uso de la fuerza física y agentes químicos, autorizándolos sólo en circunstancias consideradas necesarias para prevenir amenazas inminentes.
A pesar de estos hallazgos, un tribunal federal de apelaciones recientemente suspendió temporalmente la orden de Ellis, describiéndola como «demasiado amplia» y «demasiado prescriptiva». Sin embargo, el tribunal también indicó que se podría desarrollar una orden más refinada mediante un proceso de apelación acelerado.
La revisión de Ellis de las imágenes de las cámaras corporales reveló un patrón de lo que ella caracterizó como uso indiscriminado y desproporcionado de la fuerza por parte de agentes federales. Ejemplos de esto incluyeron el uso no anunciado de gases lacrimógenos, balas de goma y ataques relámpagos contra manifestantes que no representaban una amenaza inmediata. Las imágenes ilustraban momentos de caos, en los que, según informes, los agentes disparaban balas de goma contra periodistas y manifestantes y amenazaban verbalmente a los ciudadanos mientras blandían armas.
El juez destacó momentos en los que los agentes parecían disfrutar de sus acciones, y los testimonios indicaron un desprecio por la seguridad y el bienestar de la multitud. Se citó a un oficial diciendo: «Definitivamente los gasearemos cuando nos vayamos», confirmando las intenciones de agravar aún más la situación, mientras que otros presenciaron risas inapropiadas mientras la sangre brotaba de la cabeza de un manifestante.
Ellis señaló específicamente al líder de la Patrulla Fronteriza, Greg Bovino, acusándolo de evasión y deshonestidad durante su testimonio, particularmente en relación con una supuesta lesión sufrida durante las protestas. Su investigación no sólo contradijo las afirmaciones de Bovino, sino que también reveló casos de engaño en las prácticas de presentación de informes y documentación entre agentes federales.
La opinión subraya una imagen muy diferente de la comunidad de Chicago a la que presentaron las autoridades federales. En lugar de describir la ciudad asediada por alborotadores, Ellis ilustró una comunidad dedicada que resiste lo que consideran una aplicación injusta de la inmigración. Describió a los vecinos que documentaban las actividades policiales y brindaban apoyo a las personas que enfrentaban temores de deportación. Pintó un cuadro de solidaridad que contradecía las caracterizaciones que los oficiales hacían de los miembros de la comunidad como «agitadores profesionales».
Este fallo ha provocado una discusión más amplia sobre el tratamiento de los manifestantes y el uso de la fuerza por parte de las fuerzas del orden durante las manifestaciones públicas, planteando preguntas sobre la rendición de cuentas y la aplicación de los derechos constitucionales en la aplicación de la ley de inmigración. El relato detallado del juez Ellis proporciona información crucial sobre los acontecimientos que rodearon la Operación Midway Blitz y sirve como un claro recordatorio de las tensiones actuales entre las autoridades federales y las comunidades locales.



