Durante el tercer cuarto de un juego crucial, el tackle derecho de Buffalo, Bill Spencer Brown, estaba en la carpa médica azul en la banca, causando preocupación entre los fanáticos y el personal del equipo. Después de recibir atención por su lesión en el hombro, salió de la tienda y se le observó probando su fuerza con la ayuda de entrenadores atléticos, quienes los empujaron para evaluar sus habilidades.
A pesar de haber sido autorizado a seguir jugando, estaba claro que Brown no estaba funcionando a plena capacidad. La línea defensiva de los Houston Texans aprovechó esta vulnerabilidad, superando consistentemente sus bloqueos y obligando al mariscal de campo Josh Allen a una situación difícil durante todo el juego. Brown tuvo problemas para levantar completamente su brazo derecho, lo que obstaculizó su capacidad para ejecutar bloqueos cruciales y lo dejó visiblemente trabajando en la banca entre jugadas.
Para compensar la efectividad reducida de Brown, Ryan Van Demark fue contratado para la última serie del juego de Buffalo. Este cambio no sólo subrayó la lucha de Brown, sino que también insinuó problemas potenciales para futuros proyectos de ley. Después de perderse la Semana 4 por una lesión en la pantorrilla, Brown ha sido una parte confiable de la línea ofensiva de Buffalo esta temporada. Sin embargo, si no sigue así, los Bills podrían enfrentar grandes desafíos. La situación empeoró cuando Chase Lundt, el siguiente jugador en la tabla de profundidad, fue catalogado como un reemplazo saludable durante la noche, dejando al equipo con opciones limitadas para reorganizar su línea ofensiva. Este desarrollo generó más preguntas sobre la profundidad y adaptabilidad de los Bills a medida que avanzaba el juego.



