Críticas mixtas para La Walkyrie en la Ópera de París


La representación de la valquiriaUna pieza emblemática de la Tetralogía de Wagner, fue acogida por duras críticas durante su presentación en la Ópera de París. Tras un prólogo que ya generó interrogantes, esta segunda fase de la obra no es una excepción a la regla. La puesta en escena de Calixto Bieito sigue causando polémica, con elecciones estéticas que sumergen la famosa ópera en una atmósfera fría e industrial, alejada de las expectativas del público.

Al transformar Valhalla en una fábrica abandonada, Bieito parece favorecer una estética de la fealdad, incursionando en elecciones visuales confusas. Los trajes de salvador y las máscaras antigás que exhiben los personajes, especialmente Wotan, sorprenden y luchan por convencer. La escena en la que Brunilda monta una escoba o es amenazada por un perro robot, así como la aparición de las Valquirias como humanoides, no dejaron de sacar una sonrisa a quienes esperaban una interpretación más tradicional de la obra.

A pesar de estas elecciones controvertidas, el primer acto destaca la actuación excepcional de Stanislas de Barbeyrac en el papel de Siegmund. Su voz viril y humana, su facilidad para cantar y su noble interpretación consiguen llamar la atención, a pesar de la a veces difícil puesta en escena. Por otro lado, su compañera Sieglinde, interpretada por Elza van den Heever, se ve obligada por la visión del director a adoptar poses que se consideran vulgares.

El segundo acto, largo y laborioso, no consigue mantener la energía. Christopher Maltman, que sustituye a Ian Paterson en el papel de Wotan, intenta compensar la pérdida de potencia de la acción con una interpretación impregnada de humanidad. Sin embargo, sorprende la coreografía de la despedida de Wotan, convertida en un alegre baile.

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Finalmente, en el tercer acto las Valquirias cantan brillantemente, pero la puesta en escena, que las involucra colgadas de un rocódromo, parece desconectada de la intensidad dramática de la obra. Es en este contexto donde resurge el talento de Tamara Wilson, Christopher Maltman y Elza van den Heever, arrojando algo de luz sobre la conclusión de esta controvertida interpretación.

La conclusión final sigue siendo mixta: una producción que sin duda logró suscitar reacciones con sus elecciones, pero que no pudo superar la obra original de Wagner para la mayoría de los espectadores.



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