Después de un agotador viaje de 12 horas, Amy y su compañera Lindsey llegaron a Selby, donde reflexionaron sobre su desafiante aventura. Amy describió el viaje como «duro», pero se sintió alentada por la «fantástica respuesta» de sus seguidores a lo largo del camino. Elogió a Lindsey, calificándola de “compañía brillante” y “la mujer más fuerte que he conocido”, destacando su sólida asociación para afrontar los obstáculos que se avecinan.
Mientras se preparaban para los desafíos del día siguiente, Amy se acercó a la comunidad local y los instó a salir y animar al dúo. Reconoció que la ruta incluiría numerosos cerros y que se anticipaban condiciones climáticas adversas. Destacando la importancia del apoyo, señaló: «Especialmente mañana tendremos muchas colinas que escalar y el clima no cooperará. Así que todo el apoyo que podamos obtener definitivamente nos animará a seguir adelante».
A pesar de las exigencias físicas que le esperaban, Amy mantuvo una perspectiva optimista y enfatizó el «mantra Burrow» de positividad. Reconoció la complejidad del viaje, pero siguió comprometida a superar las dificultades, encarnando determinación y resiliencia. A medida que progresaran, el vínculo entre ellos y el aliento de la comunidad sin duda servirían como fuentes vitales de fortaleza.



