Los trastornos de ansiedad afectan aproximadamente a una de cada cinco personas en los Estados Unidos, lo que destaca un problema de salud mental apremiante. A pesar de la prevalencia de estos trastornos, sigue habiendo una brecha en la comprensión de sus mecanismos y del papel del cerebro en la regulación de la ansiedad. Una investigación reciente de la Universidad de Utah ha identificado dos grupos diferentes de células cerebrales en ratones que actúan como «aceleradores» y «frenos» del comportamiento ansioso, arrojando luz sobre una relación compleja entre el sistema inmunológico y la ansiedad.
El equipo de investigación descubrió que los actores clave en la modulación de los niveles de ansiedad no son las neuronas convencionales (células que transmiten señales eléctricas), sino un tipo específico de célula inmune conocida como microglía. De estas microglías, un subconjunto parece mejorar las respuestas de miedo, mientras que otro subconjunto las alivia. Donn Van Deren, PhD, quien realizó la investigación en la Universidad de Utah Health, describe este descubrimiento como un cambio de paradigma significativo, que indica que un sistema inmunológico cerebral que funciona mal puede conducir a trastornos neuropsiquiátricos específicos.
Investigaciones anteriores habían sugerido que la microglía estaba involucrada en la regulación del miedo, pero la suposición predominante era que todas las microglía actuaban de la misma manera. Nuevos hallazgos revelaron que cuando se interrumpía la actividad de un subconjunto particular conocido como microglía Hoxb8, los ratones mostraban un comportamiento ansioso. Por el contrario, la inhibición de toda la microglía (incluido Hoxb8 y otro grupo) dio como resultado un comportamiento normal, lo que llevó a los investigadores a investigar cómo interactúan estos dos tipos de microglía.
En un enfoque novedoso, el equipo realizó trasplantes de diferentes tipos de microglia en ratones que carecían de microglia. Los resultados fueron sorprendentes: cuando solo se introdujeron microglías no Hoxb8, los ratones mostraron un aumento de los síntomas de ansiedad, como acicalamiento excesivo y evitación de espacios abiertos. Esto indicó que la microglía no Hoxb8 actúa como un acelerador de la ansiedad. Por otro lado, la introducción de la microglía Hoxb8 neutralizó eficazmente este comportamiento ansioso y funcionó como un mecanismo inhibidor.
Mario Capecchi, PhD, profesor destacado de la investigación, señaló que la doble funcionalidad de estas poblaciones microgliales ayuda a mantener niveles óptimos de ansiedad en función de los estímulos ambientales. Esta comprensión fundamental tiene el potencial de transformar las perspectivas actuales sobre los fundamentos biológicos de los trastornos de ansiedad y su tratamiento.
Las implicaciones de esta investigación podrían ser significativas, ya que sugiere que los humanos también poseen poblaciones microgliales distintas con funciones similares. La mayoría de los tratamientos psiquiátricos actuales se dirigen a las neuronas en lugar de a estas células inmunitarias. Comprender cómo la microglía influye en la ansiedad podría allanar el camino para terapias dirigidas a mejorar los efectos calmantes de ciertas células microgliales o atenuar los efectos que promueven la ansiedad de otras.
Si bien reconoció el camino que queda por recorrer, Van Deren expresó optimismo sobre el potencial de desarrollar intervenciones farmacológicas o inmunoterapéuticas que se dirijan específicamente a estas poblaciones de células inmunitarias en el cerebro. Este enfoque podría cambiar la forma en que se tratan los trastornos neuropsiquiátricos y proporcionar una nueva vía para las personas que luchan contra la ansiedad.
Los hallazgos de este estudio se detallan en la revista Molecular Psychiatry, con investigaciones adicionales respaldadas por los Institutos Nacionales de Salud, incluido el Instituto Nacional de Salud Mental, junto con contribuciones de la Dauten Family Foundation y el Centro de Citometría de Flujo de la Universidad de Utah. Los investigadores enfatizan que el contenido refleja sus propios puntos de vista y no necesariamente coincide con las perspectivas oficiales de los Institutos Nacionales de Salud.



