Un informe presentado recientemente al Congreso describe los planes de la Fuerza Aérea de EE. UU. para una reducción gradual en la incorporación de nuevos aviones de combate F-35 hasta al menos 2028. Este documento, que forma parte de la planificación presupuestaria en curso para los próximos años fiscales, indica que factores como la desaceleración industrial, la reestructuración tecnológica y la prioridad en la modernización de las flotas existentes limitarán el ritmo de adquisición de nuevos aviones de combate.
Si bien el plan no especifica el número exacto de aviones que se comprarán cada año, una hoja de ruta adjunta predice una disminución continua en las tasas de compra, lo que conducirá a una recuperación gradual hacia finales de la década. Las proyecciones muestran que la USAF planea mantener una base de 344 aviones para 2026, con planes para la adquisición posterior de 39 aviones en 2027, 18 en 2028, 32 en 2029 y 39 en 2030. Esta estrategia refleja los objetivos de disponibilidad operativa de la Fuerza Aérea y la transición gradual a plataformas de próxima generación.
Al presentar el informe, la Fuerza Aérea señaló que la necesidad de modernizar aviones envejecidos, que enfrentan obsolescencia programada como el F-35, junto con la disminución de repuestos para modelos más antiguos como el F-15E y otras consideraciones logísticas, impulsarán la adquisición de aviones más allá de los requisitos previamente establecidos. Sin embargo, también se reconoce que el número esperado de unidades compradas en los próximos años será menor que en el pasado. Por ejemplo, la compra de 48 aviones de combate en 2024 es casi el doble de la cifra esperada para 2027.
Esta situación se anticipó porque el Pentágono había indicado a mediados de junio que planeaba reducir las entregas de nuevos cazas furtivos F-35, lo que afectaría los pedidos tanto de la Marina como de la Fuerza Aérea de los EE.UU. Los ajustes se deben en gran medida a cambios estratégicos y a los costes asociados al desarrollo del futuro caza Boeing F-47 de sexta generación.
Además, el informe introduce un cambio significativo en la forma en que la Fuerza Aérea administra su flota, pasando de la antigua métrica del Inventario de Aeronaves de Misión Primaria (PMAI) a un nuevo Inventario Total de Aeronaves Codificado de Combate (CCTAI). Esta nueva métrica incluye todos los aviones de combate de la USAF, incluidos aquellos en reserva o utilizados para entrenamiento, lo que proporciona una imagen más clara del potencial operativo total.
Además, la Fuerza Aérea ha experimentado contratiempos en la entrega de los F-35, que se atribuyeron a problemas con la integración del software Technology Refresh 3 (TR-3). Como resultado, no se espera que la entrega de las primeras versiones, equipadas con capacidades de software limitadas, comience hasta finales de 2024 o 2025, lo que permitirá a los usuarios comenzar a capacitarse mientras continúa la integración en la nueva arquitectura. Los funcionarios han enfatizado que el enfoque sigue siendo completar las modernizaciones del TR-3 y el Bloque IV, mientras que los cazas que actualmente usan versiones de software anteriores, como el TR-2, experimentarán retrasos en sus actualizaciones.
Estas bajas tasas de adquisición también reflejan decisiones estratégicas tomadas en años anteriores. Altos funcionarios de la USAF han indicado que hubo una desaceleración deliberada en las compras durante la década de 2010, con el objetivo de esperar la maduración extensa del estándar del Bloque IV, que abarca todas las capacidades operativas y de misión previstas para el F-35. El plan indica que se espera que el stock total de aviones de combate de la Fuerza Aérea se estabilice en aproximadamente 1.271 unidades en 2026 y 2027, disminuya a 1.215 en 2028 y luego aumente gradualmente a 1.250 en 2029 y 1.304 en 2030, correspondiente a una reactivación de las tasas de producción.



