La Royal Navy adquirirá 20 buques de superficie no tripulados en el Proyecto Beehive


La Royal Navy se está embarcando en un viaje transformador al hacer planes para adquirir una flota de veinte buques de superficie no tripulados, una medida que marca un cambio fundamental hacia la integración de tecnologías avanzadas en su marco operativo. Esta iniciativa, conocida como Proyecto Beehive, es parte de una estrategia más amplia destinada a crear una fuerza híbrida que combine hábilmente plataformas tripuladas y no tripuladas.

El proyecto comenzará con la adquisición de barcos en el nivel de preparación tecnológica 4/5, enfatizando el compromiso de mejorar sus capacidades a través de un enfoque de desarrollo iterativo. Este método proporciona a la Royal Navy una plataforma flexible que puede evolucionar con el tiempo, garantizando que siga siendo relevante frente a adversarios pares emergentes.

Estos barcos no tripulados tendrán un doble propósito: como campo de pruebas para la creación de prototipos de tecnologías avanzadas y como oportunidad para adquirir experiencia operativa esencial. Se espera que la mayoría de las actividades del proyecto se lleven a cabo en las regiones del sur y suroeste de Gran Bretaña, respaldadas por un contrato por un valor aproximado de £10 millones (aproximadamente $13 millones). La financiación de este ambicioso proyecto procederá en parte de la Organización de Innovación de Defensa del Reino Unido, aunque la financiación está sujeta a aprobaciones internas. Mientras la autoridad entra en la fase de participación, sólo se llevará a cabo un proceso de licitación tangible después de que se hayan recaudado los fondos necesarios.

El anuncio es especialmente oportuno, tras una exitosa demostración en la que cinco barcos no tripulados controlados remotamente escoltaron a un buque de guerra de la Royal Navy frente a las costas de Escocia. Operadas desde una distancia de 500 millas, estas embarcaciones inflables rígidas Rattler estaban equipadas con paquetes de autonomía independientes y una gama de sistemas de soporte. Esta demostración subraya el compromiso de la Royal Navy de desarrollar su flota con sistemas tripulados, no tripulados y autónomos.

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Además de los buques de superficie no tripulados, la Royal Navy planea introducir buques de escolta no tripulados diseñados para trabajar con nuevos submarinos y fragatas Tipo 26 en el Atlántico Norte. Se espera que estos barcos de escolta realicen misiones independientes destinadas a detectar, rastrear y enfrentarse a adversarios potenciales, ampliando el alcance operativo de la Armada.

En una demostración más de su enfoque con visión de futuro, la Royal Navy también está buscando desplegar alas aéreas híbridas en sus portaaviones clase Queen Elizabeth. Este movimiento estratégico marca un salto significativo en capacidad, con planes de lanzar el primer dron propulsado por un jet desde un portaaviones el próximo año.

El primer Lord del Mar, el general Gwyn Jenkins, ha fijado un cronograma ambicioso para el despliegue de los barcos de escolta no tripulados, diciendo: «Si esto suena fantástico, no lo es. Mi objetivo es que el primero de nuestros barcos de escolta no tripulados navegue junto a nuestros buques de guerra de la Royal Navy en los próximos dos años». Destacó la necesidad de estrategias innovadoras para aumentar la diversidad de la flota, destacando la importancia del rápido desarrollo de nuevas tecnologías y capacidades para garantizar que la Royal Navy siga siendo operativamente eficaz en conflictos futuros.



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