CSIRO presenta una hoja de ruta para nuevas tecnologías de eliminación de dióxido de carbono para respaldar los objetivos netos cero de Australia


La agencia científica nacional de Australia, CSIRO, ha presentado la Hoja de ruta australiana para la eliminación de dióxido de carbono, que describe una posible nueva industria de eliminación de dióxido de carbono (CDR) que tiene como objetivo ayudar tanto al país como a la comunidad global a lograr emisiones netas cero. La hoja de ruta subraya la urgente necesidad de que los países no sólo reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, sino también eliminen el dióxido de carbono activo (CO₂) de la atmósfera.

Como parte de su compromiso con el Acuerdo internacional de París, Australia se enfrenta a un objetivo ambicioso: eliminar entre 133 y 200 megatones (Mt) de CO₂ de la atmósfera anualmente para 2050. La CDR es fundamentalmente diferente de la captura y almacenamiento de carbono (CAC) porque se centra en extraer CO₂ del aire en lugar de impedir que entre en la atmósfera.

La hoja de ruta evalúa varias tecnologías CDR, estimando sus capacidades y costos asociados, al tiempo que describe los pasos necesarios para una implementación escalable en toda Australia. Los enfoques explorados incluyen la captura y el almacenamiento directos del aire, la eliminación y el almacenamiento de carbono de la biomasa, la mejora de la alcalinidad de los océanos y la mejora de la erosión de las rocas.

CSIRO destaca el potencial de estas tecnologías para complementar los métodos existentes de reducción de emisiones y las soluciones basadas en la naturaleza, que almacenan biológicamente carbono durante escalas de tiempo más cortas. La Hoja de Ruta sirve como marco estratégico para la colaboración entre agencias gubernamentales, industrias, investigadores y comunidades locales para garantizar el desarrollo responsable de la industria CDR.

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El Dr. Andrew Lenton, director de CSIRO CarbonLock y coautor de la hoja de ruta, destacó que los abundantes recursos naturales y las capacidades energéticas sostenibles de Australia posicionan de manera única al país para la implementación de CDR a gran escala. Señaló que otros enfoques emergentes, como la carbonatación mineral, podrían fortalecer aún más el papel de Australia en esta área.

Los modelos basados ​​en la hoja de ruta indican que, bajo supuestos conservadores, Australia podría alcanzar una capacidad notable de hasta 330 millones de toneladas de eliminación de CO₂ por año para 2050 a través de las nuevas tecnologías identificadas. Esta capacidad excede los requisitos necesarios cuando se combina con los métodos CDR convencionales existentes, creando oportunidades para una mayor participación en los mercados internacionales de carbono a medida que se desarrollan.

Vivek Srinivasan, director asociado de CSIRO Futures y coautor, señaló que si bien los costos actuales de las nuevas tecnologías CDR siguen siendo altos, los proyectos en curso en Australia y el extranjero ya están demostrando su viabilidad. La hoja de ruta sugiere una oportunidad prometedora para la creación de una industria CDR sólida en Australia, especialmente a medida que los costos caen y la demanda aumenta.

Sin embargo, hacer realidad este potencial requerirá inversiones sustanciales en desarrollo tecnológico, infraestructura y recursos humanos. Un fuerte compromiso comunitario, junto con asociaciones con comunidades locales y propietarios tradicionales, es esencial para garantizar una distribución justa de los beneficios, una planificación culturalmente informada y promover la aceptación social necesaria para el éxito a largo plazo.

Un entorno que promueva la innovación, la inversión y la cooperación internacional también será fundamental para acelerar la implementación de estas tecnologías emergentes. La hoja de ruta, dirigida por CSIRO, se ha desarrollado en colaboración con varias partes interesadas, entre ellas el Departamento de Cambio Climático, Energía, Medio Ambiente y Agua, Google, Geoscience Australia y los gobiernos estatales de Australia Meridional, Australia Occidental y Nueva Gales del Sur. Se basa en décadas de investigación e innovación en la gestión del dióxido de carbono, lideradas por CSIRO.



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