Recientemente, “Saturday Night Live” ha visto una tendencia notable a favorecer a los comediantes en sus elecciones de casting, un cambio atribuido a la afluencia de audiciones de monólogos durante la pandemia. Lorne Michaels ha comentado sobre este fenómeno, sugiriendo que los comediantes eran más propensos a perfeccionar su oficio durante los encierros, ofreciendo un atractivo único en comparación con los típicos artistas de improvisación o sketches. Este enfoque podría tener como objetivo descubrir el próximo gran talento cómico, similar a estrellas del pasado como Eddie Murphy y Adam Sandler.
En el último episodio, la presentadora Nikki Glaser entregó una mezcla de material durante su monólogo. Si bien sus chistes sobre la imagen corporal y las citas (sobre temas como hombres bajos e incluso pedofilia) eran atrevidos, no todos aterrizaron perfectamente. Algunos chiste parecían predecibles o poco desarrollados, pero su encanto logró conectar con la audiencia, resaltando la lealtad innata que los cómics pueden inspirar.
El regreso de Pete Davidson a ‘Weekend Update’ trajo consigo una energía familiar que se transformó sin esfuerzo en su humor autocrítico. A pesar de la falta de sofisticación de la rutina, la capacidad de Davidson para cautivar al público era palpable, especialmente cuando restó importancia a su propia ética de trabajo y criticó a Michaels. Su presencia fue un recordatorio de la importancia de la cultura de las celebridades en el marco del programa.
El episodio tuvo varios puntos bajos, especialmente en los sketches. Un segmento en el que Mikey Day, como un chico de fraternidad, se infiltró en una fraternidad falló por completo y se basó en estereotipos obsoletos que parecían regresivos. El humor parecía desagradable, ya que jugaba con tropos gastados en torno al género y la sexualidad sin ofrecer una nueva perspectiva. Del mismo modo, una parodia de karaoke protagonizada por Glaser y su coprotagonista Tommy Brennan se sintió superficial, repitiendo los mismos chistes sin agregar un giro inteligente, dejando al público con ganas de más.
Algunos bocetos, sin embargo, mostraron la creatividad colectiva del elenco, yendo más allá de los chistes convencionales y adentrándose en territorios absurdos. Un histérico boceto de un toro mecánico, en el que Glaser y Sarah Sherman dieron un paseo épico borrachos, ejemplificó una mezcla de espontaneidad y ridiculez que mostró la química del elenco. Otro boceto destacado representaba las frustraciones de los viajes aéreos, al tiempo que incorporaba elementos inesperados que realzaban su humor.
El episodio finalmente se equilibró, combinando bocetos olvidables con momentos que prosperaron con la energía del conjunto. Un anuncio de “American Girl XL” abordó inteligentemente los temores que enfrentan los millennials a través de la lente de las versiones adultas de muñecos infantiles, mientras que un segmento animado de “Brad & Dad” viró hacia un territorio mezquino, disminuyendo su valor cómico.
En medio de los altibajos, James Austin Johnson emergió como un destacado, demostrando una notable versatilidad en varios drafts. Sus actuaciones recibieron una atención positiva, aunque es probable que muchos espectadores esperen un descanso de sus interpretaciones de Trump.
A medida que aumenta la anticipación por el próximo episodio de Glen Powell, las expectativas son altas. La reciente tendencia de introducir cortometrajes animados ha provocado reacciones encontradas; Los críticos señalan que estos elementos podrían beneficiarse de una mejor oportunidad y relevancia.
Si bien este episodio mostró un historial tanto de creatividad como de mediocridad, puede ser la volatilidad lo que mantiene a la audiencia interesada. La exploración continua del talento del stand-up con el telón de fondo de sketches corales sigue siendo un sello distintivo del programa y consolida su lugar único en el panorama de la comedia.



