El Kremlin desestima las especulaciones sobre el derrocamiento de Lavrov en medio de controversias internas


Los acontecimientos recientes en Moscú se han centrado en rumores persistentes sobre una posible reestructuración dentro del gobierno ruso, particularmente en torno a la posición del Ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, abordó estas especulaciones tras la notable ausencia de Lavrov en una reunión del Consejo de Seguridad ruso encabezada por el presidente Vladimir Putin, donde tuvieron lugar debates críticos sobre pruebas nucleares a gran escala.

Peskov tranquilizó a los presentes diciendo: «Estos informes no contienen ninguna verdad. Lavrov, por supuesto, sigue siendo ministro de Asuntos Exteriores». Sus comentarios se produjeron tras las interpretaciones de los medios sobre la ausencia de Lavrov en una reunión crucial, a la que fue el único miembro permanente del Consejo de Seguridad que no asistió.

Esta situación cobró fuerza después de que el diario ruso Kommersant informara que la ausencia de Lavrov estaba «bajo consulta», lo que generó preocupaciones sobre su posición dentro del Kremlin. Para aumentar la intriga, se anunció que Lavrov no encabezaría la delegación rusa en la próxima cumbre del G20 en Johannesburgo. En cambio, el subjefe de gabinete de la oficina presidencial, Maxim Oreshkin, recibió el visto bueno para este papel clave.

El momento de la ausencia de Lavrov es particularmente notable, ya que se produjo pocas semanas después de un intento fallido de organizar una cumbre personal entre Putin y el presidente estadounidense Donald Trump en Budapest. Lavrov había sido el principal negociador de esa cumbre, pero las discusiones fracasaron después de una llamada telefónica con el Secretario de Estado Marco Rubio, y los funcionarios estadounidenses citaron la postura inflexible de Rusia hacia Ucrania como una barrera importante.

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A medida que crecen las especulaciones sobre la relación de Lavrov con Putin, el Kremlin parece decidido a mantener una fachada de unidad. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zakharova, confirmó que Lavrov continuó prestando servicios en su calidad, reconoció la ausencia de la reunión del Consejo de Seguridad y minimizó su importancia.

Lavrov ha sido una figura central de la diplomacia rusa durante más de dos décadas y anteriormente se desempeñó como embajador del país ante las Naciones Unidas. Conocido por su estilo diplomático de confrontación, ha abordado hábilmente desafíos internacionales complejos, desde los combates militares en Georgia y Ucrania hasta la participación de Rusia en el conflicto sirio. Sus comentarios recientes, incluida una audaz defensa de la invasión de Ucrania, reflejan una lealtad incondicional a las políticas de Putin.

A pesar de su enfoque de confrontación, los recientes reveses en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia indican implicaciones para su papel, especialmente a la luz de la cumbre cancelada y los posteriores esfuerzos diplomáticos de otros funcionarios del Kremlin destinados a controlar los daños.

Bajo el gobierno de Putin, la lealtad es muy valorada, lo que a menudo resulta en ajustes internos en lugar de despidos directos cuando surgen dificultades. Por ejemplo, Sergei Shoigu, el Ministro de Defensa que sirvió durante mucho tiempo, no fue destituido a pesar de fallas operativas, pero se le asignó un puesto importante como Secretario del Consejo de Seguridad.

Mientras el Kremlin maniobra a través de complejas aguas diplomáticas, el futuro de Lavrov y el panorama más amplio de la política exterior rusa continúan desarrollándose con cautelosa intriga.



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