Los Toronto Maple Leafs han tenido problemas con inconsistencias en el desempeño al comienzo de la temporada, especialmente en el contexto de sus amenazas ofensivas. Con jugadores de primer nivel como Auston Matthews, William Nylander, John Tavares y Mitch Marner como sus principales opciones de puntuación, la importancia de la contribución de cada jugador se vuelve primordial. Si una de estas estrellas tiene un desempeño deficiente, la carga pasa a las demás, lo que aumenta la presión en situaciones de alto riesgo.
Uno de los principales focos de los Leafs ha sido su eficiencia a la hora de jugar con el poder. Actualmente, el equipo ha convertido sólo 4 de 33 oportunidades de juego de poder, un marcado contraste con la tasa de conversión del 24,8% de la temporada pasada, que los ubicó en octavo lugar en la NHL. El propio Marner ha sobresalido históricamente en situaciones de juego de poder, promediando 25 puntos por año con la ventaja del hombre a lo largo de su carrera y 32 puntos por temporada en los últimos dos años. Esta temporada, sin embargo, Toronto ha promediado solo 4:17 tiempo de juego de poder en hielo por juego, lo que los ubica en el puesto 28 en la liga, y promedió solo 2,54 oportunidades de juego de poder, lo que los ubica en el puesto 29. Estas cifras son preocupantes, no sólo para Marner, sino como un reflejo más amplio de la dinámica del equipo, y sugieren un problema sistémico más que individual.
A medida que se intensifican las discusiones contractuales en la liga, Cale Makar es un nombre destacado. Se espera que firme un acuerdo sustancial una vez que sea elegible para volver a firmar el 1 de julio de 2026. La especulación sugiere una extensión de contrato de ocho años por valor de $128 millones, un promedio de $16 millones por temporada. Esta proyección sitúa sus ganancias potenciales ligeramente por debajo de las del reciente contrato de Kirill Kaprizov de 136 millones de dólares con los Minnesota Wild, pero aún resalta la importancia de Makar y el valor que aporta como defensor fundamental.
En toda la liga, los Boston Bruins están enfrentando sus propios desafíos mientras su plantilla permanece prácticamente intacta, pero está en juego una clara necesidad de un reinicio estratégico. Con jugadores clave como David Pastrnak, Elias Lindholm y Charlie McAvoy hasta la temporada 2029-30, el núcleo es estable, pero el equipo lucha con la profundidad y la velocidad. Estadísticas recientes indican que los Bruins carecen de posesión del disco y tienen una identidad confusa, lo que les dificulta mantener consistentemente una actuación de calibre de playoffs.
La historia del draft del equipo ha sido objeto de escrutinio, mostrando que de las 49 selecciones desde el Draft de la NHL de 2017, solo unas pocas han contribuido al equipo actual. Se espera que el recién nombrado entrenador Marco Sturm revigorice al equipo, apoyado por adquisiciones fuera de temporada destinadas a fortalecer la profundidad de la delantera. Sin embargo, la pérdida de Lindholm por lesión representa un revés importante, dejando a jugadores menos experimentados como Marat Khusnutdinov y Fraser Minten desempeñando papeles clave. Si bien la capacidad de los Bruins para ejecutar un juego estructurado les da una oportunidad de luchar (como lo demuestra su reciente victoria contra los Carolina Hurricanes), su camino hacia los playoffs de la Copa Stanley sigue siendo incierto y desafiante ya que se encuentran en una posición precaria dentro de la liga.



