El huracán Melissa tocó tierra en la costa sur del este de Cuba el miércoles, debilitándose significativamente hasta convertirse en una tormenta de categoría 3. Según el último aviso del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, Melissa se encontraba a unas 60 millas al oeste-suroeste de Guantánamo, Cuba, con vientos sostenidos de hasta 120 millas por hora.
El viaje del huracán comenzó el martes cuando azotó Jamaica, donde inicialmente fue clasificado como tormenta de categoría 5, una de las más poderosas que ha experimentado la isla en la historia. La tormenta causó grandes daños en toda Jamaica, con vientos de 180 millas por hora, que recuerdan el impacto del huracán Dorian en las Bahamas en 2019. El NHC había advertido de una posible “falla estructural total” en áreas cercanas a la trayectoria del huracán, especialmente en elevaciones más altas que experimentaron ráfagas de viento de 220 millas por hora antes de tocar tierra.
En Jamaica, la tormenta hizo su primer impacto cerca de New Hope, provocando una destrucción generalizada. Los informes indicaron que las casas resultaron dañadas, los árboles fueron arrancados de raíz y los techos de los edificios fueron arrancados. Los funcionarios de emergencia indicaron que varias áreas, particularmente la parroquia de St. Elizabeth, quedaron completamente inundadas, mientras que también se registró una destrucción significativa en las parroquias de Clarendon y Westmoreland.
Desmond McKenzie, subdirector del Consejo de Gestión del Riesgo de Desastres de Jamaica, describió la situación en el suroeste como “trágica” e informó que muchos hogares necesitaban asistencia urgente. Algunas comunidades quedaron aisladas y se informó de familias atrapadas en sus casas, lo que complicó aún más los esfuerzos de rescate.
La infraestructura hospitalaria también enfrentó desafíos importantes, y una instalación en St. Elizabeth experimentó el colapso del techo. El ministro de Salud, Christopher Tufton, confirmó que se habían tomado precauciones previas y que 75 pacientes fueron trasladados a pisos superiores antes de que ocurriera el incidente. La documentación visual compartida en las redes sociales mostró calles inundadas, árboles caídos y techos arrancados durante la tormenta.
El martes por la tarde, más de 15.000 residentes habían buscado refugio en refugios de emergencia en toda Jamaica. Las autoridades advirtieron que las carreteras bloqueadas probablemente dejarían a decenas de comunidades sin electricidad y sin acceso a las necesidades básicas.
Las organizaciones de rescate y socorro comenzaron a prepararse para posibles esfuerzos de socorro, y la Cruz Roja estimó que más de 1,5 millones de personas podrían verse directamente afectadas, lo que marca un evento descrito como “el peor desastre en la historia moderna de Jamaica”. El gobierno de Jamaica aconsejó a los ciudadanos almacenar agua potable de forma segura y no regresar a las casas dañadas, destacando las condiciones potencialmente mortales que se avecinan.
Mientras el huracán Melissa se acercaba a Cuba, el presidente Miguel Díaz-Canel advirtió que este podría ser uno de los huracanes más fuertes que haya azotado la isla. El NHC predijo que las velocidades del viento de la tormenta oscilarían entre 90 y 145 mph, junto con una marejada ciclónica estimada de hasta 10 pies. En previsión de la llegada de la tormenta, miles de cubanos se habían trasladado a refugios y se ordenaron evacuaciones obligatorias en zonas de alto riesgo.
Los especialistas en huracanes advirtieron sobre la llegada de fuertes lluvias, inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra. La Marina estadounidense confirmó la evacuación de 900 miembros del personal no esencial de su base en la Bahía de Guantánamo en preparación para la tormenta.
Después de pasar por Cuba, se espera que el huracán Melissa continúe hacia el sureste de las Bahamas, con amenazas adicionales de inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra que también afectan a países como Haití y la República Dominicana.



