Durante un vuelo reciente a bordo del Air Force One, el presidente Donald Trump discutió la posibilidad de reanudar las pruebas de detonación nuclear subterráneas, lo que generó una preocupación generalizada tanto a nivel nacional como internacional. En medio de preguntas de los periodistas, Trump afirmó: «Lo sabrán pronto», pero no proporcionó más detalles sobre el cronograma ni detalles de posibles pruebas.
Mientras se dirigía a Florida este fin de semana, Trump enfatizó: “Vamos a hacer algunas pruebas”, y señaló que si otros países realizan pruebas, Estados Unidos debería considerar hacer lo mismo. Este comentario ha generado confusión entre los observadores sobre las intenciones de Trump, especialmente cuando se combina con una publicación reciente en las redes sociales en la que insinuó que se explorarían pruebas de ojivas nucleares en «bases de igualdad» con países como Rusia y China. Las últimas explosiones nucleares llevadas a cabo por estos países se remontan a los años 1990.
La política actual de Estados Unidos permite realizar pruebas de misiles capaces de transportar ojivas nucleares; sin embargo, Estados Unidos se ha abstenido de detonar armas nucleares desde 1992. El Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, que Estados Unidos firmó pero no ratificó, es respetado por todas las potencias nucleares reconocidas, siendo Corea del Norte una notable excepción.
Las respuestas de los militares y funcionarios gubernamentales han sido limitadas. El Pentágono no ha aclarado las declaraciones de Trump, y el Departamento de Energía, que gestiona el arsenal nuclear estadounidense, también se ha abstenido de comentar al respecto.
A raíz de los comentarios de Trump, Rusia dio a conocer sus recientes pruebas de un nuevo dron submarino de propulsión nuclear y un misil de crucero con capacidad nuclear. El Kremlin respondió a los comentarios de Trump afirmando que no ha realizado pruebas de armas nucleares y que seguirá adhiriéndose a la prohibición global de tales acciones. Sin embargo, advirtió que una reanudación de las pruebas estadounidenses podría dar lugar a una reciprocidad por parte de Rusia, lo que podría reavivar tensiones que recuerdan a la era de la Guerra Fría.
Durante una audiencia en el Senado, el vicealmirante Richard Correll, el candidato de Trump para supervisar el comando militar responsable del arsenal nuclear, tuvo problemas para interpretar los comentarios del presidente. Dijo: “No leo nada en él ni leo nada fuera de él”, destacando la incertidumbre que rodea a la estrategia y las intenciones nucleares del gobierno.



