Un nuevo capítulo en la historia de la aviación comenzó esta semana cuando un avión supersónico diseñado para minimizar el ruido realizó su vuelo inaugural sobre el desierto del sur de California. El hito, descrito por la NASA como un paso crucial hacia la revolución de los viajes aéreos comerciales, implicó una asociación entre la NASA y el gigante aeroespacial Lockheed Martin.
El martes, el innovador avión conocido como Aunque el avión no alcanzó velocidades supersónicas durante este vuelo de prueba, el objetivo principal fue evaluar su integridad estructural, lo que marcó un importante paso adelante en la búsqueda de viajes más silenciosos y rápidos.
Históricamente, los aviones han sido capaces de realizar vuelos supersónicos desde la década de 1940. Sin embargo, los viajes terrestres comerciales supersónicos quedaron efectivamente prohibidos debido a las abrumadoras quejas del público por el ruido, especialmente en las zonas urbanas donde las ondas sonoras eran muy perturbadoras. El Concorde, que realizó rutas transatlánticas desde la década de 1970 hasta su retiro en 2003, es un ejemplo notable de los desafíos que enfrentan los viajes supersónicos, especialmente después del trágico accidente de 2000 que redujo el interés de los consumidores.
El exitoso desarrollo del X-59 promete una revolución potencial en los viajes aéreos. Si la NASA y Lockheed Martin pueden lograr su objetivo de pacificar los vuelos supersónicos, los tiempos de viaje entre las principales ciudades, como Nueva York y Los Ángeles, podrían reducirse significativamente, reduciendo potencialmente la duración de estos viajes a la mitad. Esto allanaría el camino para un ámbito completamente nuevo de viajes aéreos, una perspectiva que podría cambiar la forma en que las personas navegan por el espacio aéreo.
El avión compacto de 100 pies debutó en las instalaciones de Lockheed Martin Skunk Works en Palmdale, a unas 60 millas al norte de Los Ángeles. Después del ascenso inicial, el avión se elevó sobre el paisaje árido antes de aterrizar cerca del Centro de Investigación de Vuelo Armstrong de la NASA, a unas 40 millas de distancia.
Mirando hacia atrás, el primer avión que rompió la barrera del sonido lo hizo hace casi 80 años, en 1947. Pero a pesar de los avances en la tecnología de la aviación, los vuelos terrestres supersónicos siguen siendo controvertidos en Estados Unidos, en gran parte debido a la protesta pública y las restricciones regulatorias. La NASA y Lockheed Martin han realizado grandes esfuerzos para abordar estos problemas, sentando las bases para posibles cambios regulatorios que pronto podrían hacer que los viajes supersónicos comerciales sean una realidad en los EE. UU.
Mientras la comunidad de la aviación observa con impaciencia, este primer vuelo representa la esperanza de un futuro en el que los viajes aéreos rápidos, eficientes y silenciosos se conviertan en parte de la vida cotidiana.
 
                