Explorando la desvinculación de género: voces de personas asexuales que rechazan las etiquetas tradicionales


La clara descripción que hace Manisha de su identidad de género –simplemente diciendo ‘Meh’- abre un diálogo crucial sobre la complejidad de la percepción de género en la sociedad contemporánea. Según ella, para ella el género no existe; se ve a sí misma como un espacio donde no se aplican las identidades convencionales, que ella etiqueta como «ninguna».

Esta perspectiva es consistente con los hallazgos de un estudio sociológico reciente sobre las experiencias de individuos asexuales, muchos de los cuales expresaron malestar con la clasificación de género. El estudio, realizado durante un período de meses, incluyó entrevistas con 77 encuestados asexuales en los Estados Unidos, que encontraron que un número significativo (más de un tercio) consideraba que el binario de género tradicional era inadecuado para expresar su identidad. Expresaron la sensación de que el género era irrelevante y no era un marco útil para entenderse a sí mismos.

El contexto de esta investigación se sitúa en el contexto de un aumento del conflicto político sobre la identidad de género. Por un lado, los movimientos sociales transgénero y queer están trabajando para desmantelar la visión binaria del género, empujando a la sociedad a abrazar un espectro más amplio. Por el contrario, ciertas fuerzas políticas han tratado de reforzar un sistema binario rígido.

En este estudio en particular, aproximadamente treinta entrevistados describieron una experiencia de “desvinculación de género”, término acuñado para describir su desinterés o total desvinculación del concepto de género. Este desapego quedó claramente ilustrado por las analogías de los participantes, como Ollia, quien comparó su género con un «lote vacío», que simboliza una ausencia más que una presencia.

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Curiosamente, aunque el desapego de género comparte similitudes con el concepto de ser padre –definido como la ausencia de un género– los participantes indicaron una distinción clara. Muchos sintieron que categorías como la edad todavía existían dentro del marco de género más amplio que buscaban rechazar. Una encuestada, Brandy, explicó que si bien otros pueden ver el género como un espectro desde el cual tomar una postura, se sentían como un outsider o una “mancha verde” que simplemente no encajaba en ese modelo.

Esta importante declaración desafía la norma cultural dominante que supone que todos tenemos una identidad de género. Si bien muchas personas y movimientos están trabajando para ampliar las opciones de identidad de género, los hallazgos sobre la desvinculación de género sirven como contrapunto, lo que sugiere que la idea de identificarse como género puede ser irrelevante para algunas personas.

Las perspectivas sociológicas ven en términos generales el género como una construcción social que varía según las culturas. Esta idea implica que las normas sociales, y no los determinantes biológicos, determinan en gran medida lo que significa género. La suposición de que cada persona tiene una identidad de género definitiva, también llamada “género obligatorio”, revela expectativas sociales profundamente arraigadas.

Si bien la asexualidad confronta el supuesto de la atracción sexual universal, también abre la puerta al cuestionamiento de la universalidad del género mismo. Esto sugiere una relación entrelazada entre sexualidad y género, donde el desmantelamiento de uno podría conducir a una revalorización similar del otro.

En general, este estudio aboga por conversaciones más amplias sobre género que vayan más allá de las clasificaciones rígidas, destacando la necesidad de que las metodologías de investigación vayan más allá de las cuestiones tradicionales de identidad de género. Preguntar a las personas sobre sus sentimientos hacia el género puede revelar una comprensión más matizada de la identidad que sea apropiada para quienes experimentan una no identidad de género.

El actual debate cultural sobre el género no sólo revela una diversidad de identidades, sino también el supuesto fundamental de que la categorización de género es un aspecto universal de la existencia humana, un supuesto que está siendo cada vez más cuestionado.



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