Trump traslada portaaviones a Sudamérica en medio de escalada de estrategias de guerra contra las drogas


La reciente decisión del presidente Trump de trasladar el USS Gerald R. Ford, el portaaviones más avanzado del país, a Sudamérica marca un cambio importante en la estrategia militar estadounidense, especialmente en el contexto de las tensiones actuales en el Medio Oriente. La medida ha generado preocupación, ya que retirará el portaaviones del Mar Mediterráneo en medio de un frágil alto el fuego entre Israel y Hamás que ya está amenazado por nuevos ataques en Gaza.

Estados Unidos se encuentra ahora en una posición inusual: opera sólo un portaaviones y no tiene ningún portaaviones en las aguas críticas de Europa y Medio Oriente. Esta situación contrasta sorprendentemente dada la fuerte participación militar estadounidense en la región a principios de este año, incluidos ataques aéreos junto con Israel contra intereses iraníes, así como una extensa campaña contra los rebeldes hutíes de Yemen.

Las nuevas órdenes para el USS Gerald R. Ford resaltan un enfoque cada vez mayor en las operaciones antinarcóticos en el hemisferio occidental, con el ejército estadounidense intensificando los ataques contra embarcaciones supuestamente involucradas en el tráfico de drogas. Trump ha destacado este cambio, declarando desde otra aerolínea con sede en Japón que Estados Unidos ahora tomaría medidas para prevenir el contrabando de drogas a través de rutas terrestres.

Mark Cancian, un alto asesor militar, expresó escepticismo sobre cuánto tiempo podría permanecer el Ford en Sudamérica, ya que sólo tres de los 11 portaaviones del país suelen estar en el mar. Señaló que la escasez de este recurso probablemente crearía presión para redesplegarlo si las tensiones aumentan en otros lugares, especialmente en el Mediterráneo oriental o con Irán. El USS Nimitz regresa actualmente a casa desde el Mar de China Meridional y está a punto de ser dado de baja, mientras que el USS Theodore Roosevelt permanece frente a la costa de San Diego para realizar ejercicios.

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El momento del despliegue del Ford es sorprendente, ya que la violencia en Gaza ha aumentado a pesar de un alto el fuego negociado por la administración Trump después de dos años de conflicto. El martes, el ejército israelí intensificó sus ataques en respuesta a las tensiones actuales con Hamás.

Mientras tanto, el aumento de la presencia militar estadounidense cerca de Venezuela ha encendido las alarmas sobre una posible estrategia para desestabilizar el gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien ha sido acusado de narcoterrorismo por parte de Estados Unidos. El Ministro de Relaciones Exteriores, Marco Rubio, ha calificado la situación como un problema grave y desestabilizador para la región, afirmando que el gobierno de Maduro está involucrado en el narcotráfico. Maduro, por otro lado, ha acusado a la administración Trump de inventar una narrativa para justificar la acción militar contra Venezuela.

Los expertos advierten que las fuerzas estadounidenses actuales en la región no son suficientes para una invasión a gran escala de Venezuela, pero podrían contribuir a una mayor inestabilidad si se hacen esfuerzos para derrocar a Maduro. Los analistas han advertido sobre la posibilidad de que se produzcan disturbios violentos, comparándolos con posibles escenarios similares a los de Libia.

El grupo de ataque Ford, que incluye cinco destructores, es parte de una importante concentración militar estadounidense cerca de Venezuela. La Armada tiene actualmente ocho buques de guerra en la zona, además de un submarino estadounidense capaz de lanzar misiles de crucero. Además, el gobierno ha confirmado que fuerzas estadounidenses han llevado a cabo operaciones que resultaron en la muerte de acusados ​​de narcotráfico.

La declaración de Trump de que los cárteles de la droga son combatientes ilegales ha invocado una autoridad legal que recuerda a las acciones militares posteriores al 11 de septiembre. Esto ha generado preocupación entre los legisladores sobre la autoridad del presidente para llevar a cabo tales operaciones sin la aprobación del Congreso, aunque algunos, incluido el senador Lindsey Graham, han expresado un fuerte apoyo a una acción militar ampliada, incluidos posibles ataques terrestres contra objetivos en Venezuela. Graham enfatizó su compromiso con la prevención del tráfico de drogas e indicó su voluntad de intensificar las operaciones militares a la luz de estas amenazas.



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