Un juez federal de San Francisco emitió un fallo importante que prohíbe a la administración Trump realizar despidos a gran escala de empleados federales en medio del actual cierre del gobierno. La juez Susan Illston emitió una orden indefinida para detener los recortes de empleo mientras una apelación legal está pendiente en el tribunal. Esta decisión sigue a una orden de restricción anterior que ella emitió, ampliando sus medidas de protección para los empleados federales.
La jueza Illston, nominada por el ex presidente Bill Clinton, expresó durante el proceso judicial su convicción de que los despidos previstos probablemente serían ilegales y excederían la autoridad del gobierno. La demanda, presentada por sindicatos, principalmente la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales, alega que estos despidos tienen motivaciones políticas y tienen como objetivo socavar la fuerza laboral y presionar al Congreso.
Por el contrario, los abogados del gobierno han argumentado que los tribunales no tienen jurisdicción sobre la cuestión de las decisiones federales en materia de personal. Sin embargo, durante una audiencia el 15 de octubre, el juez Illston expresó su preocupación y criticó al gobierno por las notificaciones de despido mal ejecutadas. Destacó que muchas de estas notificaciones fueron enviadas a empleados que habían sido despedidos y, por lo tanto, perdieron el acceso a sus correos electrónicos, lo que complicó aún más la situación. Hasta la fecha, se han emitido al menos 4.100 avisos de despido, y algunos exigen que los empleados regresen a sus puestos sin paga.
Este cierre del gobierno es el segundo más largo en la historia de Estados Unidos, aumentando la presión sobre los trabajadores federales y alimentando disputas políticas sobre las prioridades de financiamiento. Los legisladores demócratas han expresado abiertamente sus demandas de restaurar los subsidios a la atención médica y revertir los recortes de Medicaid que formaron parte de las reformas tributarias del verano pasado. Mientras tanto, el presidente republicano Mike Johnson ha mantenido una línea dura, insistiendo en que las negociaciones sólo comenzarán una vez que los demócratas acuerden reabrir el gobierno.
En medio de estas crecientes tensiones, la administración Trump ha tratado de reducir la dotación de personal federal en sectores específicos, en particular la educación y la atención médica, que, según afirma, están alineados con los intereses demócratas. Además, la administración ha indicado que no utilizará $5 mil millones en fondos de emergencia necesarios para mantener servicios esenciales como los beneficios SNAP más allá de noviembre, lo que genera aún más alarmas sobre el impacto del cierre continuo.



