En una revelación sin precedentes, Pakistán habría reconocido la existencia de un acuerdo con una nación extranjera que limita su capacidad para prevenir ataques con aviones no tripulados en territorio afgano. Según informes de TOLO News, citando una fuente anónima, Islamabad ha confirmado que está legalmente obligado a permitir que un tercer país lleve a cabo ataques con drones desde su territorio hacia Afganistán, una revelación que marca un cambio significativo en la postura de Pakistán.
Según se informa, las conversaciones entre funcionarios paquistaníes y afganos, destinadas a reducir las tensiones, terminaron sin acuerdos sustanciales. Las fuentes indican que la delegación paquistaní parecía algo desorganizada y parecía estar retirándose de una participación proactiva en Afganistán. En un momento durante las conversaciones, los representantes paquistaníes supuestamente pidieron el reconocimiento formal de las autoridades afganas del derecho de Islamabad a llevar a cabo ataques en territorio afgano en represalia por los ataques del Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP).
El contexto de esta admisión se ve subrayado por los recientes conflictos violentos a lo largo de la frontera entre Pakistán y Afganistán, que han escalado hasta convertirse en uno de los enfrentamientos más mortíferos en años. Ambos países se han acusado mutuamente de iniciar hostilidades tras una serie de explosiones mortales en Kabul que ocurrieron poco después de que funcionarios paquistaníes anunciaran planes para importantes acciones militares contra militantes del TTP que operaban desde territorio afgano. Aunque Islamabad se abstuvo de reivindicar la autoría de los atentados de Kabul, el momento en que se produjeron los incidentes ha levantado sospechas.
Las tensiones han empeorado aún más cuando los talibanes lanzaron operaciones ofensivas a lo largo de la frontera sur de Pakistán en respuesta a las crecientes amenazas de Islamabad, que acusa a Kabul de ser cómplice de facilitar una «guerra por poder de la India». En un esfuerzo por mediar en la escalada del conflicto, Arabia Saudita ha intervenido para facilitar un alto el fuego e iniciar el diálogo entre las dos naciones. A pesar de estos esfuerzos diplomáticos, las conversaciones en Turquía aún no han dado lugar a ninguna solución fructífera, lo que deja a ambas partes en un punto muerto.
Esta situación volátil refleja la compleja dinámica geopolítica de la región, especialmente la complicada relación entre Pakistán y Afganistán, y sus influencias externas.



