El ejército estadounidense ha anunciado planes para desplegar el portaaviones USS Gerald R. Ford y el grupo de ataque que lo acompaña en la región del Comando Sur frente a las costas de América del Sur. La medida, confirmada por el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, tiene como objetivo aumentar la capacidad del ejército estadounidense para detectar, monitorear y combatir actividades ilegales, especialmente aquellas relacionadas con el tráfico de drogas que amenazan la seguridad nacional.
Actualmente estacionado en el Mediterráneo, el grupo de ataque USS Ford está formado por cinco destructores, algunos de los cuales ya participan en operaciones en otras regiones, incluidos los mares Arábigo y Rojo. El calendario preciso para la llegada del portaaviones a aguas sudamericanas sigue sin estar claro, ya que los funcionarios no han anunciado si todos los destructores se unirán a la misión.
El despliegue es parte de una escalada militar más amplia en el Mar Caribe y cerca de Venezuela, donde la administración Trump ha intensificado las operaciones contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico. Las recientes acciones militares, incluida una que dejó seis muertos, han elevado el número total de víctimas mortales de estos ataques a al menos 43 desde principios de septiembre. El último ataque estuvo vinculado principalmente a la pandilla Tren de Aragua, un grupo originado en una prisión venezolana que ha provocado la ira del gobierno estadounidense.
La frecuencia de las huelgas ha aumentado considerablemente: desde las primeras operaciones a finales del mes pasado hasta múltiples huelgas en una semana. Estas acciones se extienden más hacia el Pacífico Oriental, la principal ruta para el contrabando de cocaína desde los principales países productores. El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, lanzó una dura advertencia a los narcotraficantes, equiparando sus operaciones con el terrorismo y prometiendo una persecución implacable contra ellos.
En medio de la escalada de tensiones, el gobierno venezolano ha expresado su preocupación por las maniobras militares estadounidenses, interpretándolas como una agresión destinada a desestabilizar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien actualmente enfrenta cargos de narcoterrorismo en Estados Unidos. El régimen de Maduro ha realizado ejercicios de defensa a lo largo de la vasta costa y advirtió sobre un posible ataque militar estadounidense.
Los expertos sugieren que las acciones del ejército estadounidense pueden tener un propósito mayor que simplemente combatir el tráfico de drogas; se ven como un mensaje estratégico para que los países de la región se alineen con los intereses de Estados Unidos. Esta perspectiva considera que la lucha contra las drogas es un pretexto para objetivos militares más amplios.
Los comentarios recientes de Hegseth han generado comparaciones entre el enfoque actual del ejército estadounidense en los cárteles de la droga y la guerra contra el terrorismo posterior al 11 de septiembre, destacando un marco legal en evolución para participar en operaciones contra los que han sido etiquetados como «combatientes ilegales». El propio presidente Trump ha caracterizado el actual conflicto con los narcotraficantes como un “conflicto armado”, aunque se ha abstenido de solicitar declaraciones formales de guerra por parte del Congreso.
Los apresurados ataques militares han generado preocupación entre los legisladores sobre la posibilidad de una acción militar sin control. Algunos legisladores han expresado su preocupación por las implicaciones más amplias de las operaciones estadounidenses, cuestionando hasta qué punto estas acciones podrían intensificarse y si se podrían desplegar tropas terrestres. A pesar de sus reservas, otros han expresado su apoyo a una postura militar firme contra el tráfico de drogas, destacando la necesidad de una acción decisiva.
Si bien la situación regional sigue siendo inestable, con eventos naturales como la tormenta tropical Melissa que complican las operaciones militares, la comunidad internacional continúa monitoreando de cerca las implicaciones de la estrategia militar estadounidense en América del Sur.



