Las condiciones de vivienda influyen silenciosamente en los resultados cardiovasculares de los ancianos japoneses


En las afueras de Tokio, un estudio innovador ha revelado un vínculo sorprendente entre las condiciones de vida y la probabilidad de enfermedades cardiovasculares entre las personas mayores. Una investigación publicada en BMJ Public Health muestra que los residentes mayores de apartamentos de alquiler en Japón tienen un riesgo significativamente mayor de morir por enfermedades cardíacas en comparación con sus homólogos de casas privadas.

En el estudio a gran escala, realizado por investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio, participaron casi 39.000 adultos mayores a los que se siguió durante seis años. Al analizar los datos de muerte del Ministerio de Salud de Japón combinados con datos a largo plazo del Estudio de Evaluación Gerontológica de Japón (JAGES), los hallazgos indican un asombroso aumento del 78% en el riesgo de enfermedad cardiovascular para las personas que viven en propiedades de alquiler, incluso después de controlar las opciones de estilo de vida, los ingresos y las condiciones de salud preexistentes.

A menudo se sospecha un vínculo entre las condiciones de vivienda y la salud del corazón, pero rara vez se cuantifica con datos tan extensos. Las directrices sobre vivienda y salud de la Organización Mundial de la Salud identifican un aislamiento deficiente, el ruido ambiental y la exposición a temperaturas extremas como factores que contribuyen a problemas de salud como la presión arterial alta y los problemas respiratorios, todos los cuales aumentan los riesgos cardiovasculares.

El Dr. Masamichi Hanazato, coautor del estudio, profundizó en la situación de los antiguos apartamentos de alquiler japoneses, que tienden a estar mal aislados, especialmente durante los meses de invierno. La exposición frecuente a bajas temperaturas interiores puede aumentar significativamente la presión arterial, lo que supone un mayor esfuerzo para el corazón.

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El aislamiento social, que a menudo se agrava en los apartamentos de alquiler densamente poblados, también desempeña un papel crucial en el desarrollo de enfermedades cardíacas. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han subrayado la importancia de los factores sociales y ambientales, incluida la calidad de la vivienda, como determinantes clave de la salud, especialmente entre la población que envejece.

El panorama demográfico de Japón plantea un desafío único: casi el 30% de la población de Japón tiene 65 años o más, lo que clasifica al país como una sociedad “súper anciana”. Aunque la atención médica es avanzada y accesible, las condiciones de vivienda siguen estancadas para muchos inquilinos mayores. Numerosas propiedades de alquiler antiguas, construidas hace décadas, a menudo están mal aisladas y carecen de la protección legal necesaria para que los inquilinos exijan mejoras.

Además, incluso las propiedades de alquiler independientes, que normalmente se perciben como más espaciosas y privadas, no reducen significativamente los riesgos cardiovasculares en comparación con los apartamentos en propiedad. Los investigadores sugirieron que ser propietario de una vivienda podría proporcionar seguridad psicológica y promover vínculos comunitarios más fuertes, y servir como amortiguador contra el estrés crónico, que puede afectar negativamente la salud del corazón.

El Dr. Wataru Umishio, autor principal del estudio, enfatizó la importancia de esta investigación para redefinir lo que significa envejecer bien. Señaló que no se debe pasar por alto el impacto multifacético de las condiciones de la vivienda en los resultados de salud a largo plazo.

Aunque el estudio se centra en Japón, sus implicaciones resuenan a nivel mundial: ciudades desde Nueva York hasta Berlín están lidiando con desafíos similares, ya que los inquilinos de mayor edad a menudo ocupan casas más antiguas y menos eficientes energéticamente. En respuesta, varios gobiernos están comenzando a reevaluar la intersección entre la salud pública y la vivienda. Iniciativas como la Campaña de Hogares Saludables del Reino Unido y las Medidas de Calidad de la Vivienda del HUD de EE. UU. reconocen cada vez más la creciente evidencia que vincula la vivienda inadecuada con las enfermedades crónicas.

A pesar de este progreso, muchas políticas existentes continúan pasando por alto el aspecto crucial de la salud cardiovascular en las regulaciones de construcción y los estándares de alquiler. Los alarmantes datos de Japón sirven como un claro llamado a los planificadores urbanos, los ministerios de salud y las autoridades de vivienda a trabajar más estrechamente para abordar estos apremiantes desafíos de salud pública.



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