La exposición al plomo antiguo está vinculada al desarrollo de diferencias en el cerebro humano moderno


Una investigación reciente de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego, en colaboración con un equipo internacional, ha descubierto nuevos conocimientos sobre las diferencias evolutivas entre los humanos modernos y los homínidos extintos como los neandertales. El estudio sugiere que los homínidos antiguos estuvieron expuestos a la contaminación por plomo mucho antes de lo que se pensaba, lo que posiblemente afectó el desarrollo de sus cerebros y estructuras sociales.

Los investigadores examinaron dientes fosilizados de 51 homínidos en África, Asia y Europa, incluidas varias especies como los neandertales y los primeros ancestros humanos como el Australopithecus africanus. Sorprendentemente, se encontraron rastros de plomo en hasta el 73% de los fósiles, y el 71% de las muestras humanas modernas y arcaicas mostraban signos de contaminación. El estudio encontró que los fósiles de Gigantopithecus blacki, que tienen aproximadamente 1,8 millones de años, contenían los niveles más altos de exposición al plomo.

Tradicionalmente, se creía que la exposición significativa al plomo no surgió hasta la historia registrada, especialmente durante la época romana y la Revolución Industrial. Sin embargo, hallazgos recientes cuestionan esta idea y resaltan que los pueblos antiguos pueden haber encontrado plomo mientras buscaban agua, un proceso que recuerda al uso de tuberías de plomo por parte de los romanos.

Alysson Muotri, autor correspondiente del estudio, enfatizó la necesidad de abordar cómo los humanos modernos pudieron prosperar en condiciones tan tóxicas durante su evolución. Un factor genético crucial identificado en el estudio es el gen NOVA1, que es parte integral de la formación del cerebro y el desarrollo sináptico. Sorprendentemente, los humanos modernos poseen una mutación en este gen que difiere de la mutación encontrada en los neandertales y puede haber proporcionado una ventaja evolutiva.

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En experimentos con organoides cerebrales, modelos cerebrales en miniatura, los investigadores descubrieron que la exposición al plomo cambiaba la actividad del gen NOVA1 tanto en la variante moderna como en la arcaica. Aunque ambas variantes respondieron al plomo, sólo la versión arcaica afectó a FOXP2, un gen esencial para el desarrollo del habla y el lenguaje. Esta variación puede explicar por qué los humanos modernos tienen habilidades lingüísticas avanzadas en comparación con los neandertales.

Las implicaciones de esta investigación son significativas. La adquisición de la variante moderna NOVA1 puede haber protegido a los primeros humanos de los efectos adversos del plomo, promoviendo un desarrollo del lenguaje más complejo y promoviendo una mayor cohesión social. Muotri especula que tales ventajas pueden haber contribuido a la eventual extinción de los neandertales hace unos 40.000 años, cuando los humanos modernos utilizaban el lenguaje para la organización social y el intercambio de ideas.

Los hallazgos no sólo avanzan en la comprensión de la evolución humana, sino que también brindan información sobre cómo los factores estresantes ambientales pueden influir en el desarrollo del cerebro y los trastornos neurológicos relacionados con el lenguaje. El estudio contó con el apoyo de múltiples fuentes de financiación, incluidos los Institutos Nacionales de Salud, el Consejo Australiano de Investigación y la Fundación Nacional de Ciencias, entre otros, y se publicó en Science Advances el 15 de octubre de 2025.



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