Una nueva memoria de Virginia Roberts Giuffre, una destacada acusadora de Jeffrey Epstein, arroja luz sobre sus desgarradoras experiencias y acusaciones de tráfico sexual por parte del difunto financiero. El libro, titulado “La chica de nadie: una memoria sobre cómo sobrevivir al abuso y luchar por la justicia”, se publicará pronto y ofrece una historia completa, aunque recicla muchas de sus acusaciones establecidas.
Giuffre, quien trágicamente se suicidó en abril, relató su historia durante 16 años a través de varias entrevistas y acciones legales. Sus memorias, coescritas con la periodista Amy Wallace, tienen como objetivo proporcionar un relato completo de sus experiencias y el contexto que las rodea. En particular, Giuffre revisa sus afirmaciones contra los hombres del círculo de Epstein, y a menudo se abstiene de nombrarlos, citando falta de conocimiento sobre sus identidades o miedo a represalias.
Las memorias profundizan en las luchas psicológicas de Giuffre y detallan el impacto de su presunto abuso por parte de Epstein combinado con una infancia traumática. Reflexiona sobre su pensamiento durante su estancia de casi dos años en lo que ella llama «el mundo repugnante de Epstein». Giuffre admite haberse convencido a sí misma de que Epstein no era un «pedófilo cruel y egoísta» como mecanismo para afrontar la inquietante realidad que enfrentaba.
Giuffre habla de su primer encuentro con Epstein en Mar-a-Lago, donde trabajaba en un spa cuando tenía 16 años. Describe cómo la socia de Epstein, Ghislaine Maxwell, la utilizó como «masajista», lo que le llevó a experiencias inquietantes en las que se sintió presionada a realizar actos sexuales. Esta relación finalmente la llevó a las casas multimillonarias de Epstein en los EE. UU., donde afirma que le ordenaron tener encuentros sexuales con varios hombres influyentes.
Maxwell ha negado sistemáticamente cualquier participación en el abuso y desestimó las historias de Giuffre como invenciones. En sus memorias, Giuffre revisa las controvertidas acusaciones contra el príncipe Andrés, a quien acusó de conducta sexual inapropiada cuando tenía 17 años. Aunque Andrew negó sus afirmaciones y la demanda se resolvió en 2022, la sombra de las acusaciones continúa persistiendo.
Giuffre expresa su frustración por la falta de transparencia con respecto a las investigaciones sobre la red de Epstein, cuestionando incluso el paradero de los videos que el FBI supuestamente incautó de sus propiedades. Menciona sus interacciones con figuras de alto perfil como Donald Trump, Bill Clinton y Al Gore, aunque no alega que hayan cometido ningún delito.
Después de que ella terminó su relación con Epstein en 2002, años después se inició una investigación sobre sus actividades tras los informes de los padres de otra niña menor de edad. A pesar de las pruebas que apuntan a un patrón de abuso, la investigación finalmente concluyó con una sentencia de prisión de sólo 13 meses después de que Epstein se declarara culpable de cargos menores.
Las memorias de Giuffre también incluyen una conmovedora confesión sobre su papel en el reclutamiento de otras chicas para Epstein, una decisión que ella describe como «lo peor que ha hecho en su vida».
Si bien muchos sobrevivientes han compartido sus experiencias, las acusaciones de Giuffre han recibido especial atención debido a sus afirmaciones de que ha sido «prestada» a otras personas prominentes, lo que distingue su historia de la conversación más amplia sobre el abuso sexual y la responsabilidad.