A kilómetros de la línea del frente, las rutas de suministro de Ucrania se han vuelto cada vez más peligrosas. Las tropas estacionadas a lo largo de la “línea cero” –un terreno complejo con trincheras, búnkeres y restos de batalla– dependen de los suministros para navegar en un entorno plagado de minas terrestres y fuego de artillería entrante. Esta situación, habitual durante todo el conflicto en curso, ha empeorado recientemente debido a una nueva estrategia rusa: el uso de cuadricópteros cargados de explosivos para acechar y emboscar a los vehículos logísticos.
Estos drones de emboscada, que pueden iniciar ataques desde tan solo 30 pies de distancia, pueden representar una amenaza importante para los convoyes. Algunos incluso están diseñados para funcionar con energía solar, lo que les permite permanecer inactivos y evadir la detección, mientras que otros utilizan tecnología de fibra óptica para evitar interferencias. Esta evolución de la guerra ha transformado partes del campo de batalla en campos minados inteligentes y avanzados, lo que requiere respuestas innovadoras por parte de Ucrania.
Una persona que intenta abordar este problema es V’yacheslav Shvaydak, el fundador ucraniano de la empresa de drones Dropla, con sede en Dinamarca. Su equipo ha desarrollado una herramienta de inteligencia artificial llamada Blue Eyes, diseñada para identificar drones de emboscada que pueden estar ocultos detrás de líneas amigas. Shvaydak explica que Blue Eyes procesa transmisiones de video desde cuadricópteros de bajo costo desplegados frente a los camiones de suministros que se acercan, analizando imágenes tanto térmicas como ópticas en tiempo real.
Al discutir la urgente necesidad de velocidad, Shvaydak enfatizó la importancia de la capacidad del dron para seguir el ritmo del convoy. “Si esperas a que el dron se vaya y regrese para procesar los datos, puedes tener un retraso de unos 30 minutos”, explicó, subrayando que tal retraso podría imposibilitar respuestas oportunas una vez que un convoy esté en marcha.
El equipo de Shvaydak está formado por más de 24 ingenieros que pasaron meses perfeccionando la IA para detectar más de 170 tipos diferentes de amenazas explosivas comunes en el campo de batalla local. Recientemente adaptaron Blue Eyes para apuntar también a cuadricópteros inactivos, ampliando aún más sus capacidades. Una vez que se identifica una amenaza, las coordenadas se transmiten al sistema de comando ucraniano, lo que permite a los líderes militares decidir la respuesta adecuada: ya sea sortear una mina terrestre o neutralizar un dron de emboscada.
A medida que Rusia continúa intensificando el uso de estas amenazas, expertos como Federico Borsari del Centro de Análisis de Políticas Europeas advierten que Ucrania debe actuar rápidamente para abordar este desafío en evolución, especialmente en zonas de conflicto de alta intensidad. La posibilidad de alterar las cadenas logísticas con drones de emboscada significa que los convoyes de suministro requieren un conocimiento constante de la situación, extendiéndose potencialmente hasta 50 kilómetros detrás de las líneas del frente.
A diferencia de los métodos tradicionales que dependen en gran medida de extensas redes de sensores, la solución de bajo costo de Shvaydak parece crucial. La versión básica de Blue Eyes es compacta y cabe en una caja metálica de 2,1 kilogramos que puede integrarse con la infraestructura de mando ucraniana existente. Este sistema está diseñado para funcionar con cualquier cuadricóptero equipado con una cámara, y Shvaydak señaló que puede procesar vídeo a velocidades impresionantes, procesando hasta 130 fotogramas por segundo.
Si bien los detalles sobre las finanzas y la eficiencia operativa de Blue Eyes permanecen en secreto, Shvaydak confirmó que varias unidades de primera línea han estado probando activamente el sistema desde el verano, con planes de ampliar significativamente su implementación en los próximos meses.
Se están implementando actualizaciones continuas del modelo de IA para aumentar su eficacia, lo que destaca la urgente necesidad de modernización en respuesta a las dinámicas de guerra que cambian rápidamente. Ucrania está integrando gradualmente la IA en sus operaciones militares, desde la gestión logística hasta las evaluaciones de primera línea.
A medida que evoluciona el conflicto, los expertos dicen que las lecciones aprendidas de la experiencia de Ucrania podrían servir como advertencias para otros países. La capacidad de adaptarse e innovar rápidamente frente a las tecnologías emergentes es esencial para los ejércitos modernos. Si no lo hacen, corren el riesgo de volverse vulnerables a amenazas que podrían exceder las contramedidas tradicionales.