En otoño de 2023, el anuncio del cierre de los altos hornos de Port Talbot Steelworks provocó conmociones en la comunidad y desencadenó una serie de respuestas emocionales descritas en los titulares como «devastadora», «miedo» y «fin de una era». Para muchos residentes, este cierre significó una pérdida que fue más profunda que la simple pérdida de 3.000 puestos de trabajo; Se sintió como una erosión de la identidad de la ciudad.
Esta respuesta comunitaria no es sólo un reflejo de la nostalgia, sino una ilustración convincente del “apego al lugar”, un concepto que abarca las conexiones profundas, a menudo no articuladas, que los individuos tienen con los lugares que dan forma a sus vidas. Mi propia investigación ha explorado cómo los residentes de Newport, ubicada a casi 50 millas al este, desarrollaron vínculos similares con la acería Llanwern, que se inauguró en la década de 1960.
El apego al lugar se forma a través de una serie de experiencias en las que los individuos crecen, viven, trabajan y socializan. Puede provenir de la calle de un niño, de la tienda de la esquina o del barrio donde alguien cría a su familia. A medida que envejecemos, estos vínculos emocionales pueden entrelazarse con identidades comunes, dando forma a la memoria colectiva de una ciudad o región. En el sur de Gales, una vez dominada por las industrias del carbón y del acero, estos vínculos a menudo evocan sentimientos de orgullo y pertenencia, pero también pueden cargar con el peso de la pérdida y la incertidumbre.
El cambio inminente se hizo evidente cuando los altos hornos de Port Talbot se cerraron oficialmente en septiembre de 2024, lo que marcó el fin de la producción tradicional de acero en la zona. Está previsto instalar un horno de arco más ecológico para sustituir el funcionamiento actual, pero la transición está plagada de preocupaciones. Surgen preguntas sobre las perspectivas de empleo para la próxima generación y si la esencia de la ciudad permanecerá intacta.
Antes del cierre, investigadores de la Universidad de Cardiff identificaron una “persistente sensación de indignación e incertidumbre” entre la comunidad. Las conexiones emocionales que los residentes tienen con Port Talbot no sólo tienen sus raíces en el pasado; Actualmente se enfrentan al desafío de la ambigüedad de los acontecimientos futuros.
Para explorar cómo las conexiones emocionales con los lugares persisten a lo largo del tiempo, realicé una investigación en Newport en 2019, explorando recuerdos de Llanwern Steelworks. Su creación en 1962 atrajo a miles de personas a la zona, culminando en vecindarios diseñados en torno a la promesa de una vida mejor. Sin embargo, en 2001, gran parte de la fábrica había cerrado y traté de recopilar diferentes perspectivas de quienes habían sido testigos de esta evolución.
En lugar de las tradicionales entrevistas, organicé caminatas por los vecindarios de Newport, visitando lugares del pasado que me traían recuerdos vívidos. Complementando estas caminatas hubo eventos públicos con actuaciones de la artista Marega Palser, quien dio vida a historias individuales. Estas experiencias revelaron historias poderosas: un hombre habló del impacto emocional de los hábitats locales destruidos para construir nuevas viviendas; otro habló de la emoción de comprar una primera casa cerca de la acería, cuando las ambiciones parecían ilimitadas.
Los participantes compartieron una variedad de experiencias, una de las cuales recordó cómo la esperanza floreció a principios de la década de 1970 cuando se hizo posible ser propietario de una vivienda y más familias obtuvieron acceso a automóviles y comodidades modernas. Otros hablaron de la tumultuosa presencia de camiones de esquisto en la década de 1960, un testimonio del crecimiento industrial circundante.
Para muchos, la industria siderúrgica no era sólo un trabajo; se entrelazó en el tejido de sus historias de vida. Sin embargo, estas historias abarcan más que solo pérdidas; irradiaban orgullo, solidaridad y alegría cotidiana.
Comprender el apego al lugar deja claro por qué la desaparición de una fábrica o la transformación de un barrio pueden causar un profundo malestar emocional. En Port Talbot estos sentimientos siguen siendo agudos ya que el futuro de la ciudad está influenciado por las decisiones gubernamentales, las estrategias comerciales y las cambiantes economías globales. El paisaje emocional que surge del cambio requiere reconocimiento y comprensión, ya que arroja luz sobre lo que más importa a la gente de la zona.
Por el contrario, la experiencia de declive industrial de Newport se desarrolló antes, lo que resultó en una historia más multifacética. La población de la ciudad está aumentando y los niveles de empleo superan el promedio nacional. Los vínculos actuales a menudo se manifiestan a través de vibrantes escenas musicales o eventos culturales que conmemoran hitos históricos, como el festival Newport Rising.
Estas nuevas historias son esenciales para una identidad comunitaria integral. Sin ellos, las identidades establecidas corren el riesgo de estancarse, obstaculizando la capacidad de la comunidad para imaginar futuros potenciales.
Si bien nuestros hogares y lugares son importantes, los vínculos emocionales que cultivamos en última instancia se extienden a los pueblos y ciudades más grandes, abarcando historias y ambiciones compartidas para el futuro. Una comprensión holística de estas conexiones revela conocimientos más profundos que los meros titulares sobre la agitación o la revitalización económica. Nos invita a reflexionar sobre los recuerdos que las personas atesoran y los miedos que albergan cuando se enfrentan al cambio. A medida que el paisaje de Port Talbot se transforma y Newport evoluciona, resulta cada vez más claro que nuestra relación con los lugares no es sólo una cuestión de dónde vivimos; es un vínculo emocional profundo que enriquece nuestras vidas.