Los glaciares de todo el mundo demuestran una capacidad única pero temporal para combatir el cambio climático enfriando el aire circundante. Sin embargo, los investigadores advierten que se espera que este fenómeno de autoenfriamiento alcance su punto máximo en la próxima década, seguido de un rápido derretimiento y un aumento de las temperaturas.
Un estudio del Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA), dirigido por el investigador Thomas Shaw, analizó un enorme conjunto de datos de observaciones sobre glaciares de todo el mundo. Los hallazgos, publicados en Naturaleza Cambio climáticoindican que aunque los glaciares generan vientos fríos para mantener sus ecosistemas, esta no es una solución sostenible al aumento de las temperaturas globales.
Shaw recuerda un día de verano de agosto de 2022 cuando recopiló datos sobre el glaciar de Corbassière en los Alpes suizos a una altitud de 2.600 metros. A pesar de una temperatura ambiente suave de 17 grados centígrados, las condiciones pusieron de relieve el impacto del cambio climático en la salud de los glaciares. El estudio deja claro que, si bien las temperaturas en la superficie de los glaciares se han quedado atrás con respecto al aumento de las temperaturas globales, es poco probable que este efecto de enfriamiento continúe más allá de 2030.
La investigación sugiere que a medida que continúe el calentamiento climático, los glaciares inicialmente aumentarán su capacidad de enfriamiento, afectando los microclimas locales. Sin embargo, se espera que esta tendencia se revierta a mediados de siglo, lo que provocará un derretimiento y una fragmentación más intensos de los glaciares.
Un resultado sorprendente de la investigación se refiere al análisis de los grandes glaciares, especialmente en el Himalaya, donde enormes masas de aire frío descienden por las laderas debido a un fenómeno llamado vientos catabáticos: flujos de aire frío provocados por el intercambio de temperatura entre los glaciares y el aire más cálido del verano. Aunque este proceso es temporalmente efectivo, subraya la vulnerabilidad de los glaciares en la crisis climática a largo plazo.
Para abordar las limitaciones de datos en áreas remotas, Shaw ha desarrollado un modelo global integral que incorpora investigaciones previas y nuevas observaciones de varios glaciares. El equipo recopiló datos horarios de 350 estaciones meteorológicas en 62 glaciares de 169 campañas de medición que duraron todo el verano. Sus hallazgos indican que las temperaturas en la superficie de los glaciares han aumentado en un promedio de 0,83 grados Celsius por cada grado de aumento en la temperatura ambiente.
Los investigadores enfatizaron que el efecto de autoenfriamiento alcanzará su punto máximo entre 2020 y 2040. Después de este pico, se espera que los glaciares se «reacoplen» con la atmósfera que se calienta, lo que provocará una mayor pérdida de hielo. Como dice Shaw, “los glaciares desgastados y significativamente degradados sellarán su destino”.
Los desafíos que se avecinan requieren soluciones prácticas para la gestión del agua y la política climática. Shaw señala que optimizar las estrategias de gestión del agua ante la inminente pérdida de glaciares podría proporcionar cierto alivio. Sin embargo, los investigadores enfatizan la inutilidad de los intentos de revivir los glaciares mediante la geoingeniería y, en cambio, piden medidas urgentes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global.
El equipo concluye que las próximas décadas ofrecen una ventana crucial para reflexionar sobre una acción climática eficaz, ya que incluso mejoras incrementales en la estabilización de la temperatura podrían tener un impacto significativo en el futuro del planeta. Cada fracción de grado evitada es crítica, lo que hace que una política climática global coordinada sea esencial para proteger la vida humana y los ecosistemas de los impactos inevitables del cambio climático.