El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se sometió recientemente a su chequeo anual de rutina en el Centro Médico Walter Reed, tras su último examen físico seis meses antes. Esta evaluación de salud ha recibido mucha atención debido a las preocupaciones constantes sobre el bienestar de Trump, especialmente porque, a sus 79 años, es la persona de mayor edad en ocupar el cargo. Su salud ha sido un foco de atención desde que asumió el cargo, especialmente porque a menudo criticó a su predecesor Joe Biden por su salud y se posicionó como una alternativa más joven y en forma durante la campaña electoral.
Durante sus primeros ocho meses en el cargo, a Trump le diagnosticaron insuficiencia venosa crónica, lo que le provocó una hinchazón notable en la parte inferior de las piernas. Además, las marcas inusuales en sus manos, que recuerdan a un maquillaje mal aplicado, a menudo han sido objeto de escrutinio, lo que ha llevado a algunos críticos a especular sobre una posible demencia.
Sin embargo, los informes posteriores a su reciente visita al hospital han brindado una perspectiva más optimista sobre la salud de Trump. Un memorando de la Casa Blanca mostró que su médico, Sean Barbabella, determinó que Trump gozaba de «salud excepcional» después de la evaluación. En particular, el informe indicó que la «edad del corazón» de Trump es aproximadamente 14 años menor que su edad real, lo que indica una visión positiva de su salud cardiovascular. Barbabella enfatizó que Trump muestra un sólido desempeño cardiovascular, pulmonar, neurológico y físico.
Además de la evaluación de salud, Trump recibió varios exámenes preventivos y vacunas durante el chequeo, incluida una vacuna anual contra la gripe y una dosis de refuerzo actualizada contra el COVID-19, como parte de sus preparativos para los próximos viajes internacionales.
Un memorando anterior de abril informó que Trump medía 6 pies de altura y pesaba 224 libras. El memorando reiteraba su buena salud general y destacaba sus habilidades en el golf, al tiempo que reconocía que sus niveles de colesterol se estaban controlando de forma eficaz. Sin embargo, los problemas de salud aumentaron en julio cuando las fotografías revelaron tobillos hinchados y hematomas en su mano derecha, lo que provocó más aclaraciones médicas. Barbabella reiteró que la hinchazón se debía a una insuficiencia venosa crónica, una afección común y no grave que es prominente en personas mayores de 70 años. Se dice que los hematomas son el resultado de una leve irritación de los tejidos blandos, probablemente debido a los frecuentes apretones de manos y al uso de aspirina, que es parte de su régimen estándar de salud cardiovascular.