Los despliegues de la Guardia Nacional están aumentando bajo la administración Trump en medio de preocupaciones sobre la misión nuclear.


Los recientes despliegues de la Guardia Nacional resaltan un cambio en su papel a medida que participan en actividades que van desde patrullas vecinales hasta proyectos de embellecimiento comunitario. Desde agosto, los miembros han estado patrullando las calles de Washington, DC, construyendo un impresionante historial de servicio público. Los informes muestran que retiraron más de 1,140 bolsas de basura, esparcieron más de 1,000 yardas cúbicas de mantillo, podaron cientos de árboles e incluso empacaron más de 6,000 libras de alimentos. Estas intervenciones son parte de un esfuerzo más amplio de la administración Trump para desplegar la Guardia en ciudades gobernadas por demócratas, aparentemente para combatir el crimen, apoyar las operaciones de ICE y mantener el orden.

Si bien el impacto visible de estas actividades puede resonar en algunos miembros de la comunidad, los expertos militares expresan profunda preocupación por la posible desviación de las misiones tradicionales de la Guardia. Por lo general, su atención se ha centrado en brindar ayuda durante desastres naturales y emergencias. Los expertos temen que el uso actual de la Guardia pueda complicar los esfuerzos de reclutamiento y socavar la confianza del público. El mayor general retirado William Enyart, que anteriormente estuvo al mando de la Guardia Nacional de Illinois, señaló que el despliegue representa un «mal uso de un gran instrumento».

Además de sus actividades en Washington DC, se han enviado tropas a estados como Oregón e Illinois para fortalecer la seguridad de las instalaciones de ICE, y algunas están estacionadas en Missouri para ayudar con tareas administrativas. En Memphis, su papel sigue estando menos definido, aunque los funcionarios del gobierno local han sugerido que sirven principalmente como apoyo de observación para las fuerzas del orden.

En una reunión reciente de líderes militares en Quantico, Virginia, el presidente Trump reconoció públicamente las contribuciones de la Guardia Nacional y expresó su gratitud por su papel en el aumento de la seguridad en la capital. La dependencia de su administración de la Guardia para diversas tareas internas ha llamado la atención, ya que los críticos señalan que tales responsabilidades podrían diluir la misión principal de la Guardia, que tradicionalmente ha girado en torno a la ayuda en casos de desastre y la asistencia humanitaria.

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La historia de la Guardia Nacional se remonta al siglo XVII, cuando las colonias establecieron milicias formadas por soldados ciudadanos de respuesta rápida, a menudo llamados «minutos». Este espíritu continúa resonando hoy en día, ya que se considera que los miembros de la Guardia cumplen con el deber cívico de ayudar a los necesitados y brindar seguridad a sus comunidades. Su versatilidad ha dado lugar a comparaciones con una «navaja suiza», lo que ilustra su adaptabilidad en una variedad de situaciones, desde desastres naturales hasta emergencias nacionales.

Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre cómo estas funciones ampliadas podrían afectar la vida personal de los guardias, que combinan el servicio a tiempo parcial con el empleo civil o la educación. El impacto a largo plazo en el reclutamiento, a pesar de los temores de un compromiso a largo plazo, sigue siendo una gran preocupación para los ex dirigentes. El mayor general retirado Randy Manner advierte contra la creciente normalización de la participación militar en los asuntos internos, destacando la necesidad de mantener la confianza pública en las fuerzas armadas y la necesidad de sus misiones. El delicado equilibrio entre garantizar la seguridad nacional y mantener la relación de los militares con la comunidad está ahora en el centro de atención.



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