Estalla una lucha partidista por el despliegue de la Guardia Nacional en Washington DC


Se está desarrollando una importante batalla legal en un tribunal de Washington que podría tener consecuencias duraderas para el enfoque del presidente Donald Trump respecto de la aplicación de la ley en la capital del país. El problema se centra en una demanda presentada por el Fiscal General de Washington, D.C., Brian Schwalb, que cuestiona el despliegue ampliado de la Guardia Nacional por parte de la administración Trump, que fue posicionada en la ciudad predominantemente demócrata bajo una orden de emergencia emitida por el propio Trump.

La demanda, presentada el 4 de septiembre, cuestiona la legalidad de una misión indefinida de la Guardia Nacional destinada a abordar lo que Trump ha llamado delitos «fuera de control». Aunque la orden de emergencia original ha expirado, cientos de tropas de la Guardia Nacional permanecen en la ciudad mientras los funcionarios del Distrito de Columbia ahora están solicitando una orden judicial preliminar para detener el despliegue continuo. Este caso se presenta en el contexto de acciones legales similares dirigidas a respuestas militares en otras ciudades estadounidenses como Portland y Chicago, lo que lo convierte en un foco crítico a pesar del estatus único de Washington como distrito federal.

La división política es amplia, lo que se refleja en el número de estados que apoyan a ambos partidos: 23 estados con fiscales generales republicanos apoyan la posición de la administración, mientras que 22 estados con fiscales generales demócratas se suman a las objeciones de Washington. Las jurisdicciones que se han sumado a apoyar la demanda la ven como una postura contra la percepción de extralimitación presidencial y argumentan que desplegar fuerzas militares en entornos civiles como ciudades estadounidenses es inapropiado a menos que se dé en circunstancias extraordinarias. El fiscal general de Oregón, Dan Rayfield, se hizo eco de este sentimiento y dijo: “No es estadounidense desplegar el ejército en cualquiera de nuestras ciudades”.

Los estados que apoyan a Washington argumentan en sus documentos legales que el despliegue de unidades de la Guardia Nacional sin el consentimiento local es ilegal e inconstitucional, calificándolo de una amenaza potencial a los derechos constitucionales. Sugieren que las acciones del gobierno federal socavan la soberanía estatal y el gobierno local, poniendo potencialmente en peligro a los mismos ciudadanos que buscan proteger.

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Por el contrario, los estados que apoyan a la administración Trump creen que la seguridad del distrito, que consideran crucial para la capital del país, justifica el despliegue. Enfatizan la necesidad de proteger no sólo a los residentes, sino también a los miembros del Congreso, su personal y los diplomáticos extranjeros. Como se expresa en sus presentaciones judiciales, los estados argumentan que el gobierno federal tiene interés en mantener la paz en la capital bajo la autoridad constitucional.

La demanda también llama la atención sobre el estatus legal único de Washington, D.C., donde el presidente ejerce un poder sobre la Guardia Nacional que no se expande en otros estados, donde los gobernadores controlan a sus Guardias Nacionales. Esta distinción plantea dudas sobre la legalidad del despliegue de tropas sin el consentimiento de los funcionarios locales y sobre los límites de la autoridad presidencial cuando se trata de hacer cumplir la ley a nivel nacional.

Las próximas decisiones del tribunal podrían sentar precedentes importantes respecto del alcance del poder federal en los asuntos locales. Los expertos jurídicos prevén una serie de posibles resultados, desde validar la autoridad del presidente para desplegar la Guardia Nacional si es necesario hasta considerar dichos despliegues como una extralimitación de los poderes presidenciales.

La anticipación que rodea este caso resalta el discurso nacional más amplio sobre la militarización de la aplicación de la ley y su impacto en las libertades civiles. A medida que las tensiones continúan aumentando, las implicaciones del fallo del tribunal podrían resonar mucho más allá de Washington, D.C., afectando la forma en que se despliegan las unidades de la Guardia Nacional en todo el país en escenarios similares.



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