Guardia Nacional desplegada en Chicago en medio de desafíos legales y tensiones políticas


Unos 500 miembros de la Guardia Nacional han sido desplegados en el área de Chicago por un período inicial de 60 días, incluso cuando una demanda cuestiona la legalidad de su despliegue. Este despliegue proviene del Comando Norte de Estados Unidos, que forma parte del Ministerio de Defensa.

Las tropas activadas incluyen unos 200 miembros de la Guardia Nacional de varias unidades de Texas, además de unos 300 miembros de Illinois. Están estacionados en un centro de la Reserva del Ejército en Elwood, aproximadamente a una hora al suroeste de Chicago. Según el Comando Norte de los EE. UU., las tropas están encargadas principalmente de proteger al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de los EE. UU. y a otro personal gubernamental que desempeña responsabilidades federales, así como de proteger la propiedad federal.

El gobernador de Illinois, JB Pritzker, condenó públicamente el despliegue y lo calificó de invasión inconstitucional. Antes de la llegada de la Guardia Nacional, Pritzker expresó su preocupación en un comunicado, afirmando: «Ahora tenemos que empezar a llamar a esto como es: la invasión de Trump». Expresó su descontento por el uso de agentes federales y personal militar en contra de las preferencias del gobierno local, advirtiendo que las fuerzas federalizadas no deben servir como símbolos políticos en relación con las funciones de aplicación de la ley.

En respuesta a la movilización, el presidente Donald Trump intensificó las tensiones al sugerir en una publicación en las redes sociales que Pritzker y el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, deberían enfrentar penas de cárcel por no proteger a los agentes de ICE. Trump ha expresado abiertamente su intención de enviar tropas a Chicago como parte de una iniciativa más amplia destinada a combatir el crimen y la aplicación de la ley de inmigración.

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En una contradeclaración en las redes sociales, Pritzker reafirmó su postura contra las acciones del presidente, generando alarmas sobre lo que considera una tendencia hacia el autoritarismo. Afirmó: “Trump ahora está pidiendo el arresto de los representantes electos que controlan su poder”, sugiriendo que esa retórica socava los procesos democráticos.

El alcalde Johnson se hizo eco de sentimientos similares, condenando los esfuerzos de Trump por «arrestar injustamente» a funcionarios electos y reafirmando su intención de permanecer en el cargo a pesar de tal presión.

Para empeorar la situación, la administración Trump también está intentando enviar tropas de la Guardia Nacional a Portland, Oregón. Sin embargo, una reciente sentencia judicial ha prohibido temporalmente este despliegue mientras se llevan a cabo procedimientos legales. En respuesta, la gobernadora de Oregón, Tina Kotek, ordenó al Comando Norte de Estados Unidos desmovilizar y devolver a sus hogares a los miembros de la Guardia Nacional del estado, enfatizando su preocupación por su bienestar y reiterando la ilegalidad de su expulsión de las comunidades locales.

A medida que aumentan las tensiones tanto en Chicago como en Portland, las consecuencias políticas y legales de este despliegue de la Guardia Nacional continúan desarrollándose, planteando interrogantes sobre los poderes estatales y federales y el papel de las fuerzas militares en la aplicación de la ley nacional.



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