Recientemente, las pinturas prehistóricas en la región amazónica de Colombia ofrecen una visión notable de las primeras perspectivas culturales de sus habitantes, para ilustrar una relación compleja con el mundo natural que se extiende mucho más allá de la supervivencia puramente. El arte rupestre, ubicado en las paredes de Cerro Azul y hecho con pigmentos rojos con color ocre, data de alrededor de 12,500 años, con una variedad de animales junto con híbridos humanos y seres sobrenaturales.
Un estudio publicado en Scientific Reports enfatiza la diversidad de animales en la obra de arte, incluidos ciervos, aves, lagartos, tortugas y tapires. Sin embargo, la presencia de híbridos humanos animales en algunas pinturas indica que estas primeras comunidades no solo consideraban animales para sobrevivir, sino también como componentes importantes de sus creencias espirituales y rituales sociales.
Investigadores de la Universidad de Exeter, que realizaron el estudio, notaron la exhibición selectiva de animales en la obra de arte. Aunque ciertas especies como los peces ocurren en el área, por ejemplo, estaban notablemente ausentes en las pinturas. Del mismo modo, también se omitieron los gatos grandes icónicos como los jaguares, conocidos por su interés espiritual en muchas tribus nativas. Esta elección intencional plantea preguntas intrigantes sobre los significados simbólicos de los representantes y su relevancia para los rituales o creencias cosmológicas de estas antiguas comunidades.
Una característica sorprendente del arte rupestre son las criaturas híbridas que combinan las características de los humanos y los animales. Tales cifras sugieren que estos primeros pueblos observan un límite más suave entre las personas y los animales, como resultado de los cuales pueden considerar a los seres interconectados. Según José Iriart, profesor de Exeter y el principal investigador, estos híbridos ofrecen una visión más profunda del papel del mito y la espiritualidad en las culturas indígenas.
La presencia de estas figuras híbridas podría simbolizar entidades o dioses espirituales, lo que indica que la mitología de la sociedad amazónica temprana fue complicada para su percepción del mundo natural. Esta relación cercana puede reflejarse en rituales e historias, lo que ilustra la convicción de que las personas, los animales y lo sobrenatural existían en un espacio dinámico compartido.
Cerro Azul es especialmente notable como un sitio histórico que anteriormente había sido inaccesible para los investigadores debido a la inestabilidad política en Colombia. Después del acuerdo de paz de 2016 entre el gobierno colombiano y la militie de FARC, se reanudaron las excavaciones arqueológicas, lo que llevó a los importantes descubrimientos en el arte rupestre en 2017. Estos hallazgos arrojaron ideas cruciales sobre el estilo de vida de Amazon, conocidos por su movilidad y tribulbles que pescan, salpiciando y.
Los desafíos de la investigación desafían las nociones anteriores sobre las culturas en la Amazonía Occidental, que demostró que estos primeros habitantes no solo estaban involucrados en la supervivencia práctica, sino también en la exploración de dimensiones espirituales y sobrenaturales de sus vidas. Mark Robinson, profesor asociado de Exeter, enfatiza la importancia de estos lugares de arte rupestre porque representan la primera prueba de presencia humana en el oeste de Amazon, que subraya la naturaleza versátil de la existencia humana temprana en esta área ecológica animada.