El 16 de septiembre de 2025, un evento de vista previa reveló la última innovación militar de China antes del Show Air Changchun: el J-6W, un cazador J-6 reutilizado como un avión no tripulado. Según lo informado por el X-Account @RupPrechtdeino, esto marcó la primera representación pública del cazador modificado, que confirmó las especulaciones existentes sobre las ambiciones de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación para transformar a los cazadores heredados en plataformas no tripuladas. El momento estratégico del anuncio, solo unos días antes del espectáculo aéreo, enfatiza la intención de Beijing de comunicar el enfoque en desarrollo de la aviación militar.
Originalmente derivado del MIG-19 soviético, el J-6 fue una vez una piedra angular de la plaza antes de que se terminara de las operaciones de la línea delantera. La variante no tripulada muestra cambios importantes, con componentes tradicionales como armas y expulsión que se han eliminado a favor de un sistema automático de dirección, controles automáticos de mosca, pilones adicionales para transportar cargas útiles y sistemas de navegación seguidos por el sitio. Aunque los informes anteriores indican que las versiones no descritas del J-6 han estado en vuelo desde 1995, el debut público en Changchun subraya un cambio en las tácticas operativas para estas plataformas.
El papel del J-6W se extiende más allá del simbolismo. Está posicionado para servir como una herramienta de entrenamiento realista para cazar pilotos y personal de defensa aérea, simulando patrones de vuelo y firmas que no pueden replicar drones más pequeños. Además, el J-6W debe funcionar varios propósitos operativos, incluido un Lokvogel para distraer el fuego enemigo, para funcionar como una plataforma de impacto reemplazable u ofrecer una exploración arriesgada. Con un rango operativo de aproximadamente 350 millas y una capacidad de carga de hasta 1,000 libras, las características sugieren una relevancia continua en las peleas aéreas modernas.
China parece haber seguido un enfoque sistemático, con informes no confirmados que sugieren que alrededor de 600 aviones J-6 ya se habían convertido en 2022. Mantener un stock de más de 1,000 unidades de avión crea una ventaja estratégica, lo que hace que estos activos se activen como necesarios. Además, la presencia de refugios pavimentados y bases aéreas cerca de Taiwán indica una consideración táctica para el uso de estos planos antes de posibles conflictos.
Las implicaciones estratégicas de convertir a los cazadores heredados en plataformas no tripuladas están en profundidad. La efectividad de costo del uso de estos fuseladores es un factor sustantivo, lo que permite ofrecer activos en tamaño, velocidad y firma de radar a los cazadores tripulados sin los costos de producción correspondientes de nuevos drones. Esta táctica refleja las prácticas que se observan en otras tropas militares, como el uso de los Estados Unidos de los drones QF-4 y QF-16 para el entrenamiento y las pruebas, y el empleo de Azerbaiyán de aviones AN-2 no tripulados durante el conflicto Nagorno-Karabach para poner en peligro el clima aéreo del enemigo.
Geopolíticamente, la introducción del J-6W envía una señal clara con respecto a la dedicación de Beijing para usar todas las fuentes disponibles en las guerras de aire modernas. Geoestratégico, la proximidad de estos drones a Taiwán sugiere la posibilidad de implementarlos en ondas sucesivas con requisitos logísticos limitados. Militivamente, sus roles incluyen saturar las defensas enemigas, obligarse a los defensores a anunciar sus posiciones y emisiones y realizar los ataques ejecutables en lugares específicos. Este marco táctico en capas, la integración de drones atribuales con vehículos de atmósfera de combate no tripulados avanzados (UCAV) y misiles de giro largo, ilustra un enfoque extenso que está destinado a complicar a los oponentes.
En general, el surgimiento del J-6W significa un desarrollo crítico en la doctrina militar de China, con el énfasis en el potencial de las plataformas heredadas que se han reutilizado para la guerra moderna. Aunque el J-6W puede no corresponder al refinamiento de la próxima generación de drones sigilosos, su valor operativo se encuentra en su naturaleza reemplazable y figuras sustanciales. Al incluir estas unidades actualizadas en una estrategia más amplia de empleo masivo, Beijing ilustra que el futuro de las peleas aéreas no solo incluirá tecnologías avanzadas, sino también el uso innovador de los activos existentes para abrumar, confundir y finalmente dominar en el espacio de batalla.