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La arqueología moderna ha presentado un hallazgo importante que puede cambiar nuestra comprensión de la economía militar persa y la antigua guerra mediterránea. Se descubrió que se descubrió un caché de monedas de oro, que es para mercenarios durante los conflictos entre Atenas y Persia, se descubrió bajo las ruinas de una casa helenística en el oeste de Turquía. Este descubrimiento, detallado en un proyecto de trabajo de campo de la Universidad de Michigan, enfatiza un aspecto crucial de la infraestructura financiera y militar en la ciudad antigua de la noción. Las monedas, conocidas como Darics, son de Persia y se encontraron en una capa arqueológica bien fastidiada, que marcó esto como uno de los tesoros de oro más raros e históricamente valiosos jamás recogidos de una excavación controlada.
Los arqueólogos han excavado el stock de oro en una pequeña maceta sellada debajo de capas de piedra en noción, una antigua ciudad costera ubicada en lo que ahora es Turquía moderna. Las monedas, golpeadas en el siglo V a. C., están decoradas con un diseño con un arquero arrodillado, una característica típica del Daric persa. Probablemente fueron golpeados en la antigua ciudad de Sardis, a unas 60 millas de distancia. Su ubicación en la costa de la noción, un sitio, a menudo en la primera línea del conflicto persa-griego, plantea preguntas intrigantes sobre su objetivo y origen. Los expertos teorizan que las monedas en lugar de ser puramente perdidas de riqueza, como pagos estratégicos de guerra, posiblemente asignados a mercenarios en el lado griego durante un período tumultuoso de profesión y rebelión.
Christopher Ratte, profesor de antiguo arte y arqueología del Mediterráneo, señaló sobre la rareza de tales hallazgos valiosos en excavaciones controladas. Señaló que las monedas de metales preciosas generalmente no están enterradas sin la intención de restaurarlas, lo que sugiere que solo un accidente significativo podría explicar la preservación de este tesoro. Tal accidente puede atribuirse a factores como una pérdida de batalla o la muerte súbita o reubicación de la persona responsable del pago.
Se supone que las monedas representan un caché de pago para mercenarios, una práctica habitual en el período clásico tardío en el que entidades como Atenas y Persia emplearon cada vez más a cazadores no nativos. El antiguo historiador Xenophon señaló que un Daric era igual al salario de un mes para un soldado. El tamaño de este tesoro significa que podría haber terminado un pequeño grupo de guerreros profesionales, lo que subrayó la importancia de los recursos financieros en la configuración de estrategias militares dentro de áreas disputadas como el concepto. Aunque Ratte reconoce que esta teoría es indirecta, se ajusta bien a la línea de tiempo de los cambios de control en la región, porque el concepto de persa a las manos griegas y luego de regreso, finalmente colapsó a Alejandro al Grande en 334 a. C.
Las implicaciones de este descubrimiento se extienden más allá de la logística militar. Ratte enfatizó que el tesoro ofrece una fecha sólida que puede anclar la cronología de una serie más amplia de monedas. Este potencial para la datación precisa proviene del estado único de las monedas, preservado en un contexto arqueológico sellado, una rareza con la que los investigadores pueden crear un punto de referencia confiable para que los numismáticos calibren la línea de tiempo de la producción de monedas de oro de Achemenid. Además, la proximidad de artefactos adicionales mejora la capacidad de los investigadores para triangular la edad y el roble de circulación de los Darics con mayor precisión.
Este notable descubrimiento llega en un momento crucial para los científicos que revisan la dinámica económica del Imperio Achaemídico. Mientras que Gouddarics circuló a través del imperio, las citas precisas han demostrado ser un desafío debido a su diseño uniforme y ausencia de inscripciones. La riqueza representada por este tesoro ofrece a los investigadores la oportunidad de determinar cambios estilísticos específicos y refinar la cronología monetaria durante el reinado de Darío I y sus sucesores.
Andrew Meadows de la Universidad de Oxford enfatizó la importancia de este descubrimiento, lo que sugiere que si se puede determinar con precisión en varios medios, estos investigadores pueden permitir que la cronología de la moneda de oro aqueménida se refine. Meadows caracterizaron el hallazgo como uno de los mayores intereses en la numismática, lo que refleja una expectativa científica más amplia de que podría ayudar a resolver debates a largo plazo sobre los numismáticos persa y aclarar el funcionamiento de las economías imperiales en tiempos de estrés militar.
El anuncio oficial de la Universidad de Michigan enfatiza que este tesoro no solo representa un momento único en el tiempo, sino también una imagen más amplia de las viejas tensiones geopolíticas. Anteriormente vista como una pequeña ciudad a lo largo de la costa del Egeo, la idea ahora se reconoce como una unión crucial en la logística persa y una primera línea tanto en la guerra como en la planificación financiera imperial. A medida que continúa un análisis adicional, incluidos los estudios metalúrgicos y el modelado 3D de las monedas, el sitio puede surgir como una piedra clave para reconstruir el paisaje de financiamiento militar desde el siglo V a. C.
Este ‘bote con oro’, preservado contra enormes oportunidades, simplemente trasciende los tesoros enterrados, evolucionando a un documento vital que revela ideas sobre cómo el oro fluyó con ejércitos, cómo rico ha financiado su poder y cómo el accidente de un maestro de pago perdido se convirtió en un beneficio notable para la arqueología.