Turismos de observación de aves en todo el mundo, pero los beneficios son desiguales en diferentes países


En lo profundo de los bosques de los Andes de Colombia, las aves han surgido hacia adelante, no solo como un pasatiempo apreciado, sino también como un impulsor crucial del ecoturismo. El animado tanque de multicolor, un emblema de la biodiversidad única de la región, despierta las copas de los árboles, que atrae tanto a los entusiastas locales como a los turistas internacionales que desean experimentar la sensación de descubrimiento. Este aumento en la observación de aves ha contribuido considerablemente a la preservación de los hábitats naturales y se reconoce cada vez más por sus beneficios económicos en las comunidades rurales.

A pesar del considerable crecimiento global de la observación de aves en la última década, investigaciones recientes de la Universidad de California, Santa Cruz, enfatiza que no todos los países son la misma posición para aprovechar esta tendencia. El estudio, publicado en la revista People and Nature, analiza los datos del popular Vogelapp eBird y revela un complejo panorama de oportunidades y diferencias en 155 países.

El equipo de investigación, dirigido por la economista de conservación de la naturaleza, Natalia Ocampo-Pooñuela, y su colega Scott Winton, intentaron identificar factores que influyen en las elecciones de los turistas en el campo de la visualización de aves. Al utilizar los datos extensos de eBird, querían comprender mejor la dinámica del turismo de giro de las aves en todo el mundo en todo el mundo. Aunque los países con alta biodiversidad de aves generalmente atraen a más observadores de aves, factores como la infraestructura, la seguridad y las condiciones sociales juegan un papel crucial en la configuración de las tendencias turísticas.

Ocampo-Pooñuela y Winton notaron que Colombia surgió como un destino principal para los observadores de aves, con días de aves reportados que aumentan 40 veces entre 2010 y 2022. En contraste con otras naciones tropicales, como la República Democrática del Congo y Venezuela, han visto estancarse o declarar la actividad turística a pesar de su rica actividad. El análisis de datos del equipo mostró que el índice de desarrollo humano (HDI) de un país había influido significativamente en el turismo del distrito de aves, lo que representa el 41.4% de las variaciones en los porcentajes de visitas, mientras que la biodiversidad fue del 22.4% buena.

Curiosamente, los hallazgos sugieren que, aunque las poblaciones de aves son esenciales, la percepción y el contexto socioeconómico más amplio pueden ser igualmente influyentes al atraer a los turistas. Países como México han tenido un desempeño sorprendentemente bien en comparación con sus fuentes de aves, lo que indica que factores como la estabilidad política, la facilidad de los viajes y las relaciones extranjeras también son cruciales para dar forma al éxito del ecoturismo.

Para promover el desarrollo del período de aves, los investigadores proponen diferentes estrategias que tienen como objetivo mejorar la atracción y la infraestructura de apoyo. Para los países que luchan con conflictos o delitos, el impacto relativamente bajo del índice de paz global en las decisiones del turismo ofrece una chispa de esperanza. Los turistas pueden dar prioridad a ubicaciones seguras específicas por encima de condiciones nacionales más amplias, para que los países puedan usar sus activos naturales para obtener ganancias económicas.

El marketing turístico estratégico de Colombia sirve como un estudio de caso exitoso, mientras que Costa Rica ilustra cómo se puede establecer un modelo de ecoturismo floreciente invirtiendo en infraestructura especializada y enfatizando la durabilidad ambiental. Para fomentar aún más el turismo de giro de las aves, los países pueden introducir incentivos, como beneficios fiscales o financiamiento para la conservación de la naturaleza y la capacitación de la guía local.

Sin embargo, la protección de los hábitats, crucial para mantener el turismo del distrito de aves, se enfrenta a los desafíos del uso de la tierra en competencia, como la agricultura y la tala, que priorizan las ganancias a corto plazo. La promoción de una visión a largo plazo para la conservación de la naturaleza requiere una política sólida para el uso de la tierra y la participación de la comunidad.

En última instancia, es esencial fortalecer las comunidades locales e indígenas para participar en la toma de decisiones sobre el desarrollo del turismo. Ocampo-Pñuela enfatiza que el potencial de transformación del turismo de aves puede mejorar la vida de muchos, como aparece en Colombia, donde la intersección de la preservación y el crecimiento económico ha comenzado a florecer. Con una cuidadosa planificación y participación de la comunidad, otros países tropicales pueden usar sus fuentes de aves únicas para promover la resiliencia ecológica y económica.



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